Hay días en que nos sentimos tan cansadas y estresadas, que soñamos con estar en una playa paradisíaca llena de palmeras. Dejando de lado la asociación que hacemos de la playa con las vacaciones, la naturaleza es muy poderosa y cuando estamos en contacto con ella, volvemos a nuestro centro.
No es coincidencia que la naturaleza o hablar de ella nos produzca una sensación de paz y libertad. Hay un pensamiento que refleja perfecto este sentimiento: “que ganas de salir de aquí y correr infinitamente por un prado verde y lanzarme en las plantas para descansar”.
La verdad es que el poder curativo que tiene la naturaleza está más que comprobado. La medicina alternativa se basa mucho en potenciar los beneficios que todo lo natural trae a nuestro cuerpo y mente, y lo valida como una terapia efectiva.
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¿Qué ocurre cuando pasamos más tiempo en contacto con la naturaleza o al aire libre? Según el sitio MindBodyGreen, los beneficios son varios. En primer lugar, nos llenamos de vitalidad y activamos nuestros sentidos que a veces, con la rutina, están adormecidos.
Una amiga un día me dijo: “si quieres sentirse más centrada y conectada contigo misma y con el mundo, anda y abraza un árbol“. No hay nada más centrado que un árbol. La energía de la naturaleza es pura y no tiene maldad. Al conectarnos con ella, purificamos nuestras propias energías y las renovamos.
Otra forma de aprovechar todo lo bueno de la naturaleza es ejercitarse en su compañía. Una sesión de trote o un paseo en bicicleta al aire libre es la mejor forma de mejorar el humor y limpiar tu mente de malos pensamientos.
La naturaleza nos muestra el lado noble de la vida. Ella está ahí, lista para recibirnos y se ofrece por completo. Los niños disfrutan enormemente de la naturaleza y los espacios abiertos. Estar al aire libre puede conectarte con tu niño interno y también, te ayudará a darte cuenta de que no eres el centro del universo, sino que parte de él.