Placeres simples que nos entrega la Tierra en su día

Hoy se celebra el Día de la Tierra y en vez de hablar del calentamiento global o las catástrofes naturales, vamos a nombrar aquellas cosas y experiencias que podemos vivir a través de todo lo hermoso que nos entrega el planeta en que vivimos.

Estamos en un mundo muy materialista, y muchas veces, la Tierra se considera tan sólo como un vehículo o medio para satisfacer esas necesidades infinitas e interminables que tenemos los seres humanos.

La Tierra es nuestro centro, nuestro hogar y la casa que nos acoge durante toda la vida. Sin embargo, nuestro planeta no sólo nos recibe, aguanta las agresiones que le hacemos y se renueva, sino que además, es responsable de esos pequeños placeres gratuitos que podemos experimentar día a día.

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Como es sumamente generosa y poco rencorosa, al mismo tiempo que una persona está botando un papel al suelo o quemando hectáreas y hectáreas de árboles nativos, la Tierra le regala postales y paisajes increíbles, atardeceres de color naranjo intenso y aromas suaves.

A veces, por estar tan ensimismados u obsesionados con el éxito o el dinero, nos olvidamos de lo agradable que puede llegar a ser sacarse los zapatos y caminar por una playa.

También, cuando en esos días en que la temperatura es un poco más baja y tenemos mucho frío, salimos al aire libre y recibimos esos increíbles y revitalizantes rayos de sol que nos nutren de alegría y vitalidad.

Para qué hablar de los animales. Al igual que nosotros, viven en la Tierra, pero ellos sí que se conectan con ella. No están “de paso” como nosotros solemos jactarnos equivocadamente, sino que se alimentan de ella, la valoran y la respetan.

Qué placer más grande poder correr y lanzarse al mar, nadar en él, nutrir nuestra piel con su sal y fluir con sus vaivenes. Recorrer un lago que a sus orillas desborda el color verde por todas partes y que encima de él, hay un cielo azul despampanante.

De eso se trata la vida, de esos pequeños placeres. De los juegos al aire libre, las risas en la playa, el sol que nos calienta y la nieve que decora los paisajes con su blancura pura.