Para la sociedad moderna, ser productivo es sinónimo de éxito. Podemos hablar de productividad desde distintas perspectivas; no sólo se puede ser productivo en el trabajo, sino que en todos los aspectos de la vida.
Por ejemplo, si queremos llegar temprano a un lugar, podemos proponernos ser productivas y hacerlo todo más rápido. Si logras salir de tu casa, aunque sea cinco minutos antes, significa que lo hiciste bien.
Ser productivo es un arte. Una vez que uno se lo propone, es difícil y cuesta encontrar la inspiración para llevarlo al hecho y a las acciones. Una vez que tenemos el chip de la productividad metido en nuestra mente, todo será más fácil.
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Hay algunas actitudes que nos pueden alejar de una vida productiva. En primer lugar, está la pereza. Es imposible ser productivo si somos extremadamente perezosos.
Aunque llevar una vida productiva tampoco significa que no haya momentos para descansar, la diferencia es que hay una administración más óptima del tiempo
Si eres de esas personas que tienen como lema de vida “no importa, lo dejo para mañana“, es probable que te estés alejando de la productividad. La postergación, además de ser muy negativa, es algo que te puede jugar en contra si tu propósito es moverte y mirar hacia adelante.
Cuando postergas, no haces nada, sólo gastas tu tiempo en lo que posiblemente podrías hacer después. La postergación tiene una relación directa con la autoestima; una persona que se valora no posterga muy seguido, simplemente porque piensa que su tiempo es demasiado preciado como para malgastarlo pensando en supuestos o posibilidades.