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¿Te enojas por todo? Puede que tus colegas no te estén tomando en serio

Un estudio demostró científicamente que las mujeres no son tomadas en serio cuando demuestran su posición con ira. Esto no es igual para los hombres.

Estás en una reunión de trabajo y tu jefe te dice algo completamente opuesto a tu forma de pensar. No lo piensas más, te enojas y se lo manifiestas de forma enérgica.

¿Sientes que tu jefe no está tomando en consideración tu argumento? Pues al parecer, no es una sensación infundada; un estudio afirmó a que las mujeres que demuestran su ira no son tomadas en serio.

Las investigadoras, Jessica Salerno, de la Universidad Estatal de Arizona y Liana Peter-Hagene de la Universidad de Illinois en Chicago, realizaron un estudio donde se comprobó que las mujeres no son consideradas cuando expresan una idea con ira o enfado, lo que claramente es un grave problema cuando se trata de trabajo o de otras esferas de poder:

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Estas consecuencias divergentes podrían dar lugar a las mujeres tener menos influencia en las decisiones socialmente importantes que los hombres.

En el estudio, las investigadoras convocaron a unos 200 estudiantes y se les dio los detalles de un juicio verdadero del año 2000, en los que la fiscalía reclamaba que un hombre había degollado a su esposa. La defensa, por su parte, argumentó que la víctima estaba con depresión y se suicidó.

Además de las declaraciones reales de testigos, los investigadores mostraron a los participantes dos fotografías reales de la escena del crimen. Los materiales presentados fueron deliberadamente ambiguos, por lo que no había un argumento igualmente válido para ninguna de las partes.

Después de revisar las pruebas, los estudiantes estaban sentados en los computadores, donde se les dijo que estarían conversando en una sala de chat con otros estudiantes de otros campus que estaban también estaban participando en el mismo estudio.

En realidad, la sala de chat estaba pre-programada. Antes de la deliberación, los estudiantes señalaron su veredicto y su nivel de confianza en ello.

Pero aquí está el truco: cada chat tuvo un disidente intencionalmente programado para argumentar a favor del veredicto opuesto del participante. Para algunos voluntarios del estudio, este disidente tenía un nombre masculino (JasonS), mientras que otros vieron un nombre femenino (AliciaS)

Cuando JasonS defendió su opinión disidente con enfado, los participantes tendían a perder la confianza en su decisión inicial. Sin embargo, cuando AliciaS realizó los mismos comentarios exactos, los participantes ganaron confianza en su propia opinión contraria.

A pesar de la complejidad del estudio, los resultados no necesariamente se pueden llevar a los escenarios del mundo real y es un problema que enfrentan la mayoría de los estudios de psicología social.

Sin embargo, estos resultados proporcionan alguna evidencia empírica de que muchas mujeres se han sentido vulneradas o no tomadas en serio cuando expresan una opinión contraria. Así lo indican las investigadoras:

Nuestros resultados apoyan científicamente una demanda frecuente por la voz de todas las mujeres y, es común, que se tome esto como una paranoia propia del género femenino.

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