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Aprovecha la piscina y ejercítate de forma entretenida

Así como genera menor impacto, el agua también es una resistencia extra. El ejercicio en la piscina no sólo puede tonificar tu cuerpo, también tranquiliza y relaja.

Cuando el clima acompaña, las ganas de hacer ejercicio al aire libre aumentan. Aunque los médicos recomiendan llevar una vida activa durante todo el año, el verano también es una oportunidad para motivarse a mover más el cuerpo.

Dentro de todas las posibilidades que tenemos, la natación es una alternativa excelente. No es necesario que seas nadadora profesional o que tengas un estilo impecable: la piscina y el agua se adaptan a ti.

Si te propones empezar a entrenar de esta forma, tienes que ser constante si quieres ver resultados en un plazo razonable, al igual que en cualquier otra disciplina o ejercicio.

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¿Por qué elegir la piscina como un lugar para ejercitarse?

Además de que es entretenido, nadar o hacer ejercicio en el agua es una buena opción para personas que suelen tener problemas en las articulaciones o tendencia a lesionarse fácilmente.

El agua genera mucho menos impacto, protege los músculos y además, da una sensación de relajación a todo tu cuerpo, lo que puede ser muy bueno también para tu ánimo y estado emocional.

Sólo piensa en la sensación que tienes luego de un día de piscina: relajación total. Sin embargo, eso no quiere decir que los ejercicios que hagas en el agua no te van a cansar, al contrario.

Así como genera menor impacto, el agua también es una resistencia extra. Si ejercitas los brazos fuera del agua, no tendrás que hacer tanto esfuerzo comparado con el que necesitas si estás sumergida.

Si quieres hacer una rutina de ejercicio intensa, puedes hacer aeróbica o movimientos repetitivos para tonificar. Por ejemplo, te puedes apoyar en el borde de la piscina, levantar tus piernas —las dos al mismo tiempo o alternando— y tendrás beneficios en tus muslos, trasero y abdominales.

La espalda también se beneficia bastante con el ejercicio en el agua. Con el simple y básico “nado de perrito”, estás provocando que tu cuerpo necesite estabilizarse y para no hundirte, los músculos de la espalda hacen el trabajo.

Piernas de acero

Si buscas tonificar tus piernas, la piscina es una excelente idea. Puedes hacer levantamientos laterales, sentadillas, llevar tu rodilla al pecho, patalear hacia atrás y hacer equilibrio en una pierna y luego en la otra.

Todos esos movimientos te ayudarán a tonificar y además, si el agua está fría, estarás ayudando a que la piel esté más firme, algo que también será útil para disimular la apariencia de la odiada celulitis.

Caminar o hacer un trote leve adentro del agua también es excelente. Como tienes resistencia, no sólo necesitas mover más tus piernas, los abdominales tendrán que trabajar arduamente para que puedas avanzar.

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