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Un claro ejemplo eran esos afiches publicitarios en que se mostraba a “la dueña de casa” sirviendo a su marido e hijos en la cocina o lavando la ropa. Era “un deber” realizar los quehaceres del hogar y lucir perfecta al mismo tiempo, ya que, un pequeño descuido podía provocar la molestia de su hombre.
Una realidad que hace bastante tiempo quedó atrás y que hoy se recuerda precisamente en esos bellos afiches vintage que algunos coleccionan. En la actualidad, la mujer es distinta-tal como se muestra en el proyecto fotográfico de Ashley Armitage– porque comprendió que ella está primero antes que otra persona y que su desarrollo personal y profesional no tienen que ver con hacer un café más rico.
Ocurrió una transición desde la mujer perfecta para el marido, hacia una más autónoma y con su identidad propia. Aunque en estos tiempos siguen abundando imágenes de cómo debe lucir una mujer, destacando un cuerpo tonificado y la delgadez extrema, a la vez existe una mayor consciencia que busca respetar su imagen y liberarla de las imposiciones sobre lo que la sociedad espera de ellas.
Por lo mismo, hasta en las pasarelas de alta costura se ha cambiado el switch, y ya resulta más normal ver a chicas de “talla grande” inspirando a otras. Ya no hay tabúes ni pudor de mostrar el cuerpo real de una mujer, es decir, con vellos, estrías, celulitis, rollitos de más, manchas, espinillas, y ropa interior poco sexy.
Este destape de mostrarle al mundo la imagen de una mujer real ha sido posible y se ha masificado gracias a las redes sociales como Instagram. Si bien estas mismas han promocionado el estereotipo de un cuerpo inalcanzable, cada vez más se aprecian fotografías más “normales” que hace que otras mujeres se reflejen en ellas.
Así se muestra en el trabajo fotográfico de Ashley Armitage que se puede apreciar en la galería de esta nota y que representa a la figura femenina, jugando con la intimidad y el realismo, al contrario de lo que transmiten los medios de comunicación. ¡Un aplauso!