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Pamela Jiles: “La TV y el Congreso son las principales casas de putas de Chile”

Conversamos con la periodista sobre diversos temas, entre ellos política y aborto.

Mucho se ha hablado de Pamela Jiles, que está loca, que es egocéntrica, que no es imparcial como periodista por su marcado marxismo, que es la mejor periodista chilena y la única que dice la verdad, que debería ser presidenta y muchas cosas más. Sin duda, esta mujer y profesional tiene detractores y fervientes seguidores lo que la convierte en una de las más polémicas del país.

Pamela lleva más de 20 años de carrera donde ha experimentado abiértamente todos los ámbitos que le han sido posibles y de su interés. Política y farándula son sus flancos preferidos. Pareciera una contradicción que estos dos mundos, que a simple vista no tienen nada que ver, vivan dentro de la periodista pero si miramos más atentamente descubrimos como el show los une y eso es lo que “La Abuela” adora.

Jiles es dueña de una historia de vida digna para una novela escrita por E. L. James y/o Jorge Baradit. Esta propia ambigüedad  o disociación es la que hace tan atractiva la visión de esta mujer, quien como buena hija de un comunista que se fue a Cuba en medio de la victoria de Fidel y nieta de la dirigente social y feminista Elena Caffarena, habla fuerte sobre sus convicciones, se hace oír y respetar.

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 El debate del aborto es una estupidez que demuestra lo alejados que están los parlamentarios de la realidad del país.

Hoy Pamela, en el marco del Mes de la Mujer de Providencia,  se encuentra realizando por segundo año consecutivo el conversatorio “Las Mujeres que me han estremecido” en Centro Cultural Montecarmelo. La entrada es liberada.

Hace una semana se realizó la primera fecha donde tuve la oportunidad de conversar con Pamela sobre temas contingentes. Hablamos de TV, política y aborto. A continuación les dejo su análisis sobre estas temáticas.

¿Qué opinas de la mujer contemporánea? ¿Crees que hemos cambiado en estas dos últimas décadas o estamos igual?

Es complicado hablar de “La Mujer”. Creo que existimos una gran diversidad de mujeres muy distintas entre nosotras. En las nuevas generaciones hay mujeres muy evolucionadas, que no permiten ser cosificadas y que son muy conscientes de eso. Pero de ninguna manera creo que son la mayoría. Es iluso pensar que ha habido una evolución. Creo que el mercado ha hecho su tarea, que la Derecha ha hecho su tarea y que las mujeres seguimos siendo en la enorme mayoría de todas las generaciones más bien subordinadas, apocadas. Con esta instalación de polémicas falsas es peor. Por ejemplo, hoy mismo la gran polémica feminista es si tiene que haber promotoras o modelos en la Feria de la Minería. Esa es una falsa discusión, ellas están súper ubicadas en relación al lugar que se nos da a las mujeres en esta sociedad. Entonces aparece una ministra, desde el poder tremendamente patriarcal, defendiendo supuestamente los intereses de la mujer de no ser cosificada. Es de loco. Por otro lado, aparecen las modelos entre comillas diciendo: “¡Oye no, nosotras queremos ser prostitutas, déjennos, déjennos!”. Es una comedia de lo absurdo. La situación de la mujer en Chile es compleja y paradigmática. Las mujeres somos complejas y paradigmáticas. En ese sentido es lo único que encuentro que está bueno. Se supone que en este tipo de complejidad horrenda podremos nosotras nadar con cierta habilidad. Es lo que se nos enseña, se nos adiestra para la seducción, para el deseo de otro, pero eso nos da una serie de herramientas. Particularmente me parecen interesantes las mujeres conscientes de su vulnerabilidad y de que son las últimas de la fila. Y a propósito de las últimas de la fila; las últimas, últimas son mis favoritas, ellas las lesbianas. Incluso son a las únicas que saludé el 8 de marzo porque encontré que era el momento de poner ahí la mirada.

 Quiero demostrarle a esta nueva generación sobre todo de mujeres y homosexuales que son una fuerza tremenda que a mí me importa mucho, que hay maneras de cagarse de la risa del sistema que nos ha jodido la vida.

Se habla de que uno de los motivos por el que las mujeres estamos en esta posición en Latinoamérica y el mundo, es la competencia y la dificultad para unirnos, de hacer un trabajo e idea en común.

No creo que las mujeres tengamos problemas para unirnos, todo lo contrario. A pesar del trabajo sistemático que nos hace ver en otras mujeres una enemiga desde el útero hasta la muerte, yo creo que las mujeres en general, naturalmente nos percibimos como hermanas. Sin embargo, estamos en un sistema que está hecho para que nos odiemos, para que compitamos, para que no veamos la belleza de la otra, para que no seamos solidarias la una con la otra y aún así en medio del horror creo que prevalece la hermandad. A veces muy tapada por superposición de todo tipo de valores sumamente asquerosos y vomitivos. Debajo del pichí, de la caca, del vómito, del moco y de la mugre de oreja, ahí debajo está la finalmente la verdad; que es que cada mujer es una hermana. Ahora claro, imaginarse que soy una hermana de Evelyn Matthei o de Michelle Bachelet es un poco terrible.

Entonces, ¿por qué no salimos de esa mierda a la que te refieres?

Porque hay un sistema que se basa en la explotación de diversas maneras de unos sobre otros. Y una de las dominaciones más concupiscentes y permanentes es la que instala la elite, la clase dominante, y corresponde a que las mujeres somos un adorno subordinado. O somos mano de obra, para cuyo caso da un poco lo mismo si somos hombres o mujeres. Si eres proletario da igual. O somos parte de la decoración, nunca un igual, nunca una persona capaz de tener una relación activa y creativa con su mundo. Y somos prisioneras de eso. Pero también tenemos la capacidad de romper en algún nivel y creo que lo hacemos todos los días.

Sobre eso mismo de romper las barreras, prejuicios y destruir los estereotipos. Para cierto tipo de personas, las más simplistas por ejemplo, tu carrera no es un gran éxito. Podrían decir que fracasaste porque no eres la conductora principal de un matinal. Pero hay otros que te defienden y dicen que eres la gran exitosa de la TV chilena porque eres la única que está diciendo lo que realmente piensa.

A mí me cargaría ser la gran exitosa de la TV chilena. Yo realmente, de verdad creo que el fracaso es muy nutritivo. Creo que deberíamos ser todos fanáticos del fracaso. Yo soy una infiltrada en la TV, no tengo nada que ver con la TV. Si tuviera que animar un matinal lo haría. Soy una infiltrada ahí para demostrarle a una generación nueva, porque los de mi generación están completamente cagados, por dentro y por fuera; son unos viejos podridos y apitutados que tratan de quedarse para siempre. Quiero demostrarle a esta nueva generación sobre todo de mujeres y homosexuales que son una fuerza tremenda que a mí me importa mucho, que hay maneras de cagarse de la risa del sistema que nos ha jodido la vida. Se puede hacer y además en sus propias barbas. Esa puesta en escena me parece muy potente. Devolverles toda la carga negativa con que me han ensuciado a mí y a los míos que son mujeres y fletos. En mi cuerpo no en una entelequia, devolvérselas riéndome a carcajada limpia, mandíbula batiente delante de ellos en su escenario privilegiado.

¿Qué piensas de la TV chilena?

¡Que es un asco! La TV y el Congreso son las principales casas de putas de Chile. Gigantescas e hipertrofiadas. Pero la TV más.

¿Por quién votarías en las próximas elecciones presidenciales?

De los que hay no, ninguno. Hay que levantar a otro candidato.

A ver, levanta uno.

¡A ti!

(Risas…)

Es que eso hay que hacer. ¿Lo encuentras muy divertido? No encuentras más divertido la señora esta que tenemos. O sea, es una cuestión rarísima. A ti no te conozco, pero te encuentro más “dije”, más normal y me tinca que tiras menos las manos. Creo que eso es lo que hay que hacer. ¿Qué hacemos para levantar candidatos que no sean los mismos? No hay forma de meterse en eso. Qué vamos a hacer, estar las dos con una mesa en el Paseo Ahumada muertas de calor pidiendo firmas para inscribir la candidatura. Está todo hecho para que esto sea imposible. Entonces qué hacemos. ¿Vamos y quemamos la cuestión? Hay que pensarlo. Pero como yo soy medio cobarde para ir sola a quemarlos y mi grupo de amigos aún no se pone de acuerdo, por mientras me infiltro en la TV y espero que muchos me sigan y me copien.

Hay un punto de vista que se está abriendo por el debate del aborto…

¡Ay que lata esto del aborto! No entiendo de qué debate hablan, si la gente se hace abortos. Van las mujeres, se compran Misotrol y se hacen abortos. El debate del aborto es una estupidez que demuestra lo alejados que están los parlamentarios de la realidad del país. Mujeres en Chile que quedan embarazadas y se hacen abortos son todas. Y a estas alturas ni siquiera hay el problema de la mortandad. Porque resulta que te lo haces, te encierras con tu mejor amiga, te vienen unas contracciones, te sale una sangre y listo. Entonces, de qué estamos hablando. Es como el problema del matrimonio homosexual, qué es esa huevada. Qué hacen los gays queriendo meterse en una huevada enferma de patriarcal. Es de locos el tipo de discusiones que hay en este país. O la discusión de la Asamblea Constituyente, a quién le importa…

Hay mucha gente pidiendo que haya AC…

A mí no. Qué, tres pelagatos. A nadie le interesa ninguna AC, cómo le va a interesar a la gente la AC. Para qué, ¿tú crees que va a haber soberanía? Ni una posibilidad, entonces para qué.

Ya, pero yo te quería preguntar qué opinas en el caso de que el hombre quisiera tener el hijo y le dijera a la mujer: ten el hijo yo me lo quedo y te pido que me pagues todos los meses la manutención.

¿Qué hace esa mujer teniendo esa conversación? ¿Cómo se le ocurre? Si tiene esa conversación ya está enferma de la mente, ya es una pobre mujer que probablemente se casó, tiene unos suegros, le pregunta a ese hombre lo que hace o lo que no hace, etc. Una “Ley de Aborto 3 causales” no resuelve nada. Es una discusión completamente ajena a la realidad de la gente. A la realidad verdadera de la gente.

Y si de verdad el hombre quiere hacerse cargo del bebé y siente que ese ser es parte de él también…

No, la otra persona no es parte. La única parte de ese ser es ella. Hay una situación objetiva que es que hay un cuerpo conformado materialmente -yo soy materialista dialéctica marxista-. Entonces hay una persona que está constituida también por otra que está en su interior. Hay un tercero, cuarto o quinto, al que primero se debe comprobar cuál es su real paternidad. Un asunto que es muy difícil. Está comprobado que por lo menos un tercio de los hijos que se supone que son de un hombre, finalmente no lo son. ¿Esa mujer quiere que esté ese otro cuerpo en su interior? Bueno ahí tú podrías tener una discusión, un debate ético, cuándo la vida, cuándo no la vida. A mí ese debate me da lata, porque creo que es irrelevante.

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