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La valiente decisión de una mujer que dejó crecer su barba para ser feliz

Rose Geil estaba cansada de buscar métodos para que no le saliera más vello, decidió aceptarse como es y dice que nunca se había sentido tan femenina.

Ya hablamos de la rebelión de Alicia Keys contra el maquillaje y ahora, queremos hacer mención especial a esta mujer que decidió dejar de luchar contra su verdadero yo.

Se llama Rose Geil, tiene 39 años y luce, con orgullo, una gran y frondosa barba. Como le ocurre a muchas mujeres que tienen exceso de vellos en la cara, Rose batalló durante años contra eso, pero llegó a un punto de su vida en que ya no quiere hacerlo más.

Pero no sólo era el exceso de pelos en la cara; también en sus brazos, pecho y otros lugares del cuerpo. Decidió comprometerse de corazón, más que por algo físico, sino que de actitud y confianza en sí misma.

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Dejó que sus vellos fueran creciendo naturalmente, porque estaba cansada de esconderlos y de buscar nuevas técnicas de depilación que le permitieran disimularlo.

Cuando las mujeres tenemos desajustes hormonales podemos experimentar un aumento de vello, pero hay casos en que la predisposición es más fuerte y para regularlo, hay que someterse a tratamientos hormonales que impactan otros aspectos de la vida. Ella estaba cansada de todo eso.

¿Quién dice que tenemos que hacerlo? ¿Y si nos rebelamos como Rose y dejamos de sufrir y de gastar dinero en depilación? Es decisión de cada una, porque sabemos lo que implica socialmente.

Para ella, esconder sus vellos coartaba más su vida social que dejarlos crecer. Como declaró a Metro UK, ella se siente más sexy así, aceptando su belleza natural y su barba.

Las mujeres barbudas ya no son exhibidas en “freak shows”

Entre 1856 y 1860, una mujer india mexicana llamada Julia Pastrana era exhibida en Estados Unidos como parte del elenco de rarezas que se mostraban en las “ferias de monstruos” tan populares en esa época.

Manuel Moros cuenta en su libro Seres extraordinarios: Anomalías, deformidades y rarezas humanas, que a los 20 años Julia comenzó su carrera como “fenómeno profesional”.

“La Mujer Oso” —como la llamaba Theodore Lent, el empresario que se casó con ella y la explotó sin escrúpulos— medía 1,37 cms., tenía una gran barba y bigotes, y una condición llamada hipertrofia gingival que hacía que sus encías fueran protuberantes.

Claramente, ella no fue la única “mujer barbuda” que era exhibida en circos y ferias, y de hecho, muchas personas con defectos de nacimiento eran recurso de lucro para personas sin moral.

El caso de Rose Geil puede tener similitudes, pero los paradigmas en la sociedad han cambiado y eso le ha permitido mostrarse así, tal cual es.

Eso le vale miradas en la calle y comentarios desubicados, pero nadie la exhibe en una feria o la explota; de hecho, ella misma comenta que su hay gente que celebra su barba y que la admira por eso.

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