¿Y qué si no me llega el instinto maternal?

Me impresiono cada vez que alguna de mis amigas me dice que tendría un hijo ¡YA! La verdad es que a mí ni siquiera se me pasa por la mente y, al menos por ahora, no es algo que quiera hacer en un futuro cercano.

Y es que no soy una mujer de niños. No tengo hermanos chicos, me da susto tomar a los recién nacidos –todo porque a los 7 años una tía me retó porque su hijo se había caído de la cama– y, aunque me encantan las carcajadas de los chiquititos, no me suelen dar ganas de hacerlos reír.

Más allá de todo eso, reconozco que me aterra la idea de tener que CRIAR a alguien, hacerme cargo y preocuparme de ellos el resto de mi vida.

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Amamantarlos, mudarlos, tenerles todo lo que necesitan, darles buena educación, enseñarles todo, apoyarlos en sus penitas, darles lecciones de vida, ser un ejemplo para ellos, cuidarlos para siempre. Uff!

En alguna etapa de mi vida me imaginaba con hijos –incluso hasta tenía los nombres elegidos–, pero después esa idea desapareció junto con el que ocuparía el puesto del padre… Ahora pienso que quizás la intención de ser mamá no era tan mía al fin y al cabo.

Un par de veces me he preguntado si mi instinto maternal volverá a aparecer. Tampoco creo que sea “malo” no tener ganas de tener hijos, así que tal vez es algo que simplemente no es para mí. Ya veremos…