Durante este fin de semana largo pensé en muchas cosas respecto a la Navidad tan estresante y ,en general, a que pareciera que tenemos una necesidad a llenarnos de actividades como si alguien nos obligara.
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En aquel momento mirando el mar pensé ¿cuándo nos sentimos realmente felices y sin ninguna preocupación?, quizá nos sentimos felices en diferentes momentos. Entonces, me pregunté ¿cuando me sentí más feliz estos últimos días? y se me vino a la mente cuando estábamos en la piscina jugando, si jugando adultos, muertos de la risa sin ninguna preocupación ni planificación, jugando como si tuviéramos 10 años.
Es necesario permitirse espacios de juego, ¿Por qué dejar de jugar? , ¿Por qué dejar de involucrarse en una actividad que nos da tanta diversión y placer?
Buscando definiciones de juego me encontré que estas están siempre referidas a niños y algunas afirmaban que en el adulto el juego se va perdiendo. Osea mientras más viejo menos juega.
No estoy de acuerdo con este postulado, si bien es obvio que no jugamos todo el día como cuando éramos chicos. ¿Jugamos más de lo que creemos? ¿Cuándo jugamos?: Cuando los hombres tienen partido, va mas allá de practicar el deporte, se juntan echan la talla se ríen de puras tonteras, están relajados, juegan. Cuando salimos con amigas y nos probamos cosas que jamás nos compraríamos y otras que nos encantan pero no están en nuestro presupuesto, jugamos. Cuando escogemos una prenda sexy y le hacemos show a nuestra pareja, jugamos; cuando inventamos un plato fusión, jugamos; cuando nos arreglamos para una fiesta escogiendo que zapatos combinan, con el vestido, que peinado y que maquillaje es mas adoc, jugamos. Y algunos con más suerte hasta en el trabajo podemos jugar.
Por lo tanto el juego es una experiencia importantísima permite conectarse con nuestro cuerpo, con nuestras sensaciones, nos permite relajarnos y descansar nuestra mente de la preocupaciones y deja una sensación de bienestar total. Según Erick Erickson, el juego es una función del Yo que expresa su intento de sincronizar los procesos corporales y sociales en el sí mismo. Así, el juego permite alucinar, pero también practicarlo en una realidad intermedia entre la fantasía y el mundo real. El juego es un medio de revelar la forma en que el niño y el adulto experimentan y estructura su mundo y funciona dentro de él y tiene un valor terapéutico.
El juego nos hace sentir placer y felicidad largo rato, nos permite estar viviendo el presente y no preocuparnos del pasado y ni el futuro, estamos ahí con nuestros sentidos.
El juego es una actividad inherente al ser humano importante en la esfera social, en la expresión de emociones. Es tan antiguo como la historia del hombre y a pesar de ello a veces tan vilipendiado por muchos adultos, hasta hay algunos que dicen: “No me gusta jugar”, a mi me gusta jugar y con otros me gusta más!
Por Cecilia Chuaqui, Licenciada en arte y Arte-Terapeuta del Centro de Terapias Creativas