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Jani Dueñas, comediante: “A la gente le perturba cuando ve que la mujer es la chistosa”

Álvaro Peralta conversó con esta versátil mujer que le contó cómo se convirtió en comediante.

Actriz de formación y con una carrera que la ha llevado por obras de teatro serias y hasta teleseries junto a algunos miembros del desparecido Team Mekano, también ha incursionado en el trabajo con títeres en 31 Minutos –encarnando a Patana- y ha sido una de las pioneras del stand up comedy en televisión.

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Como si esto fuera poco, desde hace un par de años se le puede escuchar cada tarde en “Es lo que hay”, de Radio ADN, donde junto a Pato Cuevas analizan la contingencia de una manera muy particular.

Aquí, Jani Dueñas cuenta el largo camino que hizo para llegar a la radio y cómo es para una mujer hacer humor en un país donde la comedia es un asunto casi privativo de los hombres.

Del teatro al humor

-Entiendo que estudiaste actuación… ¿Qué camino hiciste para estar ahora dedicada al humor?
Lo mío es un camino bien loco, bien largo. Yo en la escuela de teatro era buena actriz, tenía buenas notas y estaba bien considerada. Y siempre una como actriz dramática, como actriz seria. Tenía una devoción muy grande por el teatro, le pegaba al drama y le pegaba a la cosa pesada y seria. Trabajé mucho con el Andrés Céspedes, que era el director de la Compañía el Cancerbero y mi peak como actriz dramática fue haber hecho una temporada como de ocho meses de Bodas de Sangre, en el Teatro de la Universidad Católica. Y la verdad es que 31 Minutos fue mi primera pega que no tenía que ver con la actuación. Fue ahí que yo descubrí mi veta  humorística.

-¿Cómo llegaste a trabajar en 31 Minutos?
Hicieron un casting para poner la voz de Patana, su único personaje femenino, y me presenté. Después, ellos (Alvaro Díaz y Pedro Peirano) me contaron que tras el casting tenían que decidirse entre una mina súper rica y yo, que lo había hecho súper bien. ¡Esa era la duda! (Ríe).

-Y al final quedaste tú.
Sí, aunque al principio yo iba a hacer las voces y nada más. Ya en la segunda temporada nos empezamos a hacer amigos y el personaje de Patana agarró más onda. Y de alguna manera, a mi también se me permitió contribuir más creativamente con ideas e historias. Y así descubrí que podía ser chistosa. Además que trabajar con Pedro y Alvaro fue una escuela en sí, porque ellos ya eran referentes para mí por lo que habían hecho en Plan Z y el Factor Humano.

-¿Cómo era trabajar entre puros hombres?
El hueveo en Aplaplac era muy fuerte, eso de hueviarse entre los compañeros. Y a mí me agarraban pal hueveo  por ser la única mina, y ahí yo me defendía. Empecé a defenderme con tallas y al mismo tiempo me apareció esta veta humorística, chistosa, que yo no me había dado cuenta que tenía. Porque la verdad es que antes de todo esto yo no me sentía una persona graciosa, ni con un sentido del humor muy especial.

El stand up y la radio

-¿Y en qué momento te metiste a hacer stand up?
Bueno, yo estaba trabajando en el Mega en esas teleseries que se hacían con el Team Mekano y también en 31 Minutos, y justo me llamaron de Vía X para hacer stand up comedy cuando partieron con la SCA… Igual fui poco visionaria, porque pensé que esto no iba a prender mucho y después del primer año me fui porque estaba con mucha pega.

-Pero seguiste con los stand ups fuera de la televisión.
Sí, con José Miguel Villouta y Fabrizio Copano armamos nuestro propio show y estuvimos un año entero presentándonos en El Cachafaz todos los sábados. Y eso es muy distinto a hacerlo en televisión, porque con público la cosa es diferente, porque se desarrolla la capacidad improvisar.

-Y luego vino la radio.
Sí, de hecho esa experiencia del stand up me ayudó para estar en la radio ahora, porque esto es básicamente improvisar, no tenemos nada pauteado. Yo creo que si me hubieran llamado antes a la radio, antes de haber hecho stand up, habría dado bote.

-¿Quiénes son tus referentes en la comedia?
George Carlin, creo que lo que él hace es a lo que tendríamos que aspirar todos los que hacemos comedia. En el sentido de hacer una crítica social profunda y hablar deslenguada e incluso agresivamente de lo que está pasando hoy y develar cosas grandes sin hacer cosas densas, sin apostolados.  Richard Pryer es otro que me gusta mucho, sobre todo por su rapidez.

-¿Y alguna mujer?
Sara Silverman es un referente, de todas maneras, porque ha logrado crear un personaje muy bacán. De una mina sola, preciosa, pero que dice las cosas más descarnadas y cara de raja del mundo con una sonrisa en la cara. Ella encontró la combinación justa de brutalidad y encanto.

-Acá en Chile cuesta encontrar comediantes mujeres, ¿Por qué crees que pasa eso?
Es que no hay muchas. Las que yo admiro en realidad son actrices.

-¿A quiénes admiras?
A la Gloria Munchmeyer con la Rebeca Ghigliotto, lo que hacían ellas con la Vicky y la Gaby era delirante.

-¿Pero por qué crees que no hay más mujeres haciendo comedia en Chile?
Porque las rutinas que hacen acá los humoristas, a los cuales yo respeto mucho, la mayoría son de la cintura para abajo… los chistes son muy masculinos.

-¿El humor de mujer es distinto?
No lo tengo claro y esa es una pregunta que me la han hecho muchas veces. Igual los hombres se ríen de cosas diferentes que las mujeres. Aparte que yo reconozco que a las mujeres les cuesta expresar su sentido del humor. Además, a la gente le perturba cuando ve que la mujer es la chistosa. A la radio incluso ha llamado gente para reclamar por eso.

-Pero eso simplemente es machismo.
Eso es machismo, claramente. Es poca costumbre, porque mucha gente espera ver a la mujer en el rol de la contención, de la dulzura.

-Pero ustedes en la radio son pares, no tienen roles determinados de un hombre y una mujer.
Claro, somos pares y con el Pato hueviamos al mismo nivel.

-Al final tú en la radio no haces humor de mujer, haces simplemente humor.
Es que por eso no me gusta esa división, aunque entiendo que la gente se lo pregunte. Lo que pasa es que incluso las mismas mujeres que hacen comedia siempre hacen sus rutinas basadas en tres cosas: la regla, el pico y comprarse ropa. Ellas mismas contribuyen a que se acote esto de que las minas nos reímos solo de esas tres cosas. En cambio a los hombres se les permite tocar una amplitud de temas en sus rutinas, y cuando las mujeres tocamos esos temas la gente reacciona raro. Y esa es una barrera que hay que romper, no dejar que te condicione el hecho de ser mujer.

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