Hay una sola Javiera Mena en Chile: Javiera Mena.
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Heroína romántica de un comic que aún no se dibuja, niña prodigio que duerme siesta abrazada a su teclado, estrella femenina del indi local, eterna adolescente de 27 años perdida en el pozo sin fondo de sus fantasías, Javiera tiene ese raro don de algunos artistas de representar dos cosas a la vez: a sí misma y a toda una generación.
No es poco para una chica de cara dulce que podría haberse quedado cantando karaoke en una habitación de Ñuñoa junto a sus amigas. Desde que escuché por primera vez “Esquemas Juveniles”, su increíble debut (2006) producido por el mejor oído del pop chileno, Cristian Heyne, fui yo quien terminó bailando en una habitación con mis amigos. Y no una vez. Varias.