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“Dance or die”, diferentes avalanchas humanas

Los antecesores del “LoveParade” 2010.

-(“Baila o muere”) era el lema del “LoveParade” 2010, el festival de música tecno que se celebró por primera vez en Berlín en 1989. Durante el evento hubo una estampida de gente que dejó 19 muertos, pero no es la única tragedia de este tipo en el mundo.

El sábado le tocó a Duisburgo, Alemania, cuidad que acogió el mega espectáculo este año, pero antes otros se vistieron de luto: California en 1969, Ohio en 1979, Bélgica en 1985, Dinamarca el 2000, West Warwick en 2003 y Buenos Aires en 2004.

Los alemanes dijeron que nunca más harán un “LoveParade” en su país. Por ahora siguen las investigaciones para determinar qué causó la estampida en la estación de trenes abandonada. Se supone que partió cuando algunos asistentes cayeron varios metros desde las escaleras y las paredes del lugar, eso provocó que la gente salieran corriendo. Hay 342 heridos.

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En 1969 Rolling Stones organizó un concierto gratuito (imagínense la cantidad de gente que asistió) en Altamont, California. El grupo inglés se encargó de la seguridad y la organización, pero no les resultó muy bien: el recinto se convirtió en un campo de batalla literlamente. Tres personas murieron peleando y un joven negro falleció a manos de uno de la banda, nunca culparon a nadie.

Diez años después, en el Riverfront Coliseum de Cincinnati, en Ohio, murieron 11 personas en el concierto de regreso de The Who, después de la muerte de su baterista. Acá también la organización tuvo la culpa: a las siete de la tarde aún no abrían las puertas y el recital partía a las ocho; además vendieron 18.000 entradas sin numerar por lo que corrías o morías, y así fue, un grupo escuchó tocar a la banda y se lanzó hacia las puertas, eso provocó la estampida.

La tragedia de Heysel ocurrió en 1985 en el estadio del mismo nombre en Bruselas. Sucedió mientras se jugaba la final de la Copa de Europa entre el Liverpool FC y la Juventus FC. Habían 60.000 espectadores y el problema comenzó cuando la organización no previó que podrían haber disputas si quedaban hinchas contrarios en la misma zona (eso pasó porque las entradas destinadas a los belgas fueron adquiridas por italianos e ingleses). Se produjo una avalancha de fanáticos cuando los que iban por el Liverpool comenzaron a tirar objetos a los de la Juventus, así comenzó la pelea y estampida que dejó a 39 fallecidos (34 italianos, dos belgas, dos franceses y un inglés).

Varios años después, el Festival Roskilde 2000, en Dinamarca, presenció otra avalancha humana. Estaba tocando Pearl Jam cuando la gente comenzó a empujar hacia las barreras de contención, eso provocó que las personas cayeran. Murieron nueve seguidores de la banda.

Otra tragedia de proporciones fue el incendio en el local The Station de West Warwick, Estados Unidos, en 2003. Otra vez fue culpa de la organización que permitió el uso de fuegos artificiales en el recinto (un lugar cerrado). Las llamas llegaron al escenario, la gente que se salvó tuvo que salir por las ventanas. Murieron 96 personas y hubo 180 heridos.

Un año después Argentina se vistió de luto la noche anterior al año nuevo y en condiciones similares: un asistente lanzó una bengala hacia el escenario del local Cromagnon mientras tocaba la banda de rock Los Callejeros. El fuego llegó a unas cortinas y el local se incendió por completo, también hubo sobreventa de entradas y los que pudieron escapara lo hicieron a través de una salida de emergencia. Fallecieron 175 personas y hubo 102 heridos.

Si la organización de este tipo de eventos masivos continúa privilegiando la venta de entradas por sobre la seguridad de los asistentes, vamos a seguir presenciando accidentes como estos. Donde los fanáticos que llegan jamás imaginan que una noche de fiesta se pueda convertir en una tragedia de tal magnitud.

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