Actualidad

¿Y dónde están los hombres?

Una mentira en la que nos escudamos para no enfrentar el mundo.

-“Es que no hay hombres”, la típica excusa femenina, no es más que un escudo que nos protege de lo desconocido.

PUBLICIDAD

Leí un artículo de Merlina Meiler, bloggera y coaching emocional, donde explicaba que en realidad los hay por montones, el problema es que después de un tiempo de soltería, nos da pereza volver a la “caza” porque significa comenzar algo nuevo, modificar los tiempos, ceder parte de tu vida, etc.

Hace unas semanas escribí que el miedo femenino a la soledad es terrible porque ser soltera es un estado casi inconcebible (socialmente hablando) en la vida de una mujer. Por eso es que nos bombardean de libros de auto ayuda para superar y enfrentar la soltería; estudios psicológicos que explican por qué estamos solas; artículos que describen a la treintañera que vive sola; tips para encontrar al “hombre de tu vida sentado en un bar”; reportajes sobre las nuevas tendencias en conquistas: dating on line, citas rápidas en ocho minutos, etc. y así una lista que puede ser infinita, sólo para evitar convertirte en “la solterona”.

Recomendados:

Decimos que no hay hombres con conocimiento de causa porque se supone que estamos “buscando” continuamente. Pero la propiedad con la que salen esas palabras de nuestra boca en una conversación con amigas, es bastante falsa. Nuestra búsqueda en realidad es totalmente cerrada, si en el fondo nos gusta estar en la posición “no me resulta porque están todos ocupados”, así la gente comienza a buscarte pareja como sea (así es súper fácil).

Merlina decía que lo peor es creer que no hay hombres porque realmente desaparecerán. Eso porque nuestros pensamientos nos rigen la vida: si nos obsesionamos con un auto, por ejemplo, lo vemos estacionado en la casa del vecino, te cruzas con él saliendo del estacionamiento del supermercado, es el que está delante de ti esperando la luz verde… Lo mismo nos pasa cuando pensamos que los hombres desaparecieron: los alejamos por completo de nuestra vida porque estamos absolutamente cerradas a la mínima posibilidad de un encuentro (nos fijamos en los que están cenando con la pareja o en el que está en el cine con la nueva conquista). Así nos convertimos en una especie de repelente (queriéndolo).

Esto sigue hasta que entendemos que no podemos seguir con esa actitud de negatividad por la vida y un día decidimos abrirnos. Así comenzamos a decir “hay algunos hombres” y comprendemos al fin que no los tenemos que buscar en el bar después de la oficina porque ellos sólo querrán divertirse. Si tu intención es encontrar una relación estable lo mejor es que vayas a sitios donde eres tú mismas (el gimnasio, el teatro, una exposición), ahí habrán hombres al menos con intereses similares a los tuyos.

Cuando empiezas a disfrutar con la soltería el mundo se amplía y después de un tiempo, que pueden ser días, meses o años, dices “ya estoy lista” y “mágicamente” llega ese que estabas buscando. Lo mejor de estar abierta a cualquier cosa sin ningún tipo de expectativas, es que llega en el lugar menos pensado y te fijas en aquel que ni siquiera estaba en tu lista de “estereotipos posibles” del año anterior. Ahí asumes que ese terreno nuevo puede ser espectacular y maldices todos tus años de miedo a lo desconocido y a “no hay hombres”, tu ex frase favorita.

Tags


Lo Último