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Maura Rivera: Una que supo hacerla

La Cocotera consiguió lo que quería

Cómo me gustaría tener buena pinta y ser simpaticón para poder engrupirme a una mina joven, millonaria y exitosa; y así vivir rasking balls 24/7. Seguro me van a llover los insultos, pero de verdad me encantaría ser un mantenido y andar por la vida como dicen ahora “despreocupado”. Manejar un último modelo, comprarme ropa, gadgets y que por el solo hecho de estar casado con una mina forrada en plata me ofrezcan ser jurado en un programa de talentos. La weá priceless.

Por eso envidio a Maura Rivera, porque ella es una mujer que “la hizo”. Sin tener mayor gracia que una belleza notable (nunca ganó nada en su programa insignia: Rojo) supo muy bien cómo escalar en el difícil mercado de las minas florero de la tele. Es decir, manteniéndose al margen de grandes escándalos, nunca quedar mal con nadie y haciéndose defensora de los animales. Y así obviamente, como es súper rica, la cámara, los flashes y la gallada -como yo- la quisieron al toque.

Es que Maura no lo soltó fácil y siguió un modelo comunicacional distinto al de sus pares, lo que le trajo más de un chaqueteo. Para un Festival de Viña, mientras la gran mayoría mostraba la raja en la playa, ella estaba en un estudio junto a Antonio Vodanovic y el Chico Saavedra en un horrible programa de archivo festivalero. Otro perfil, no andaba de cama en cama, porque estaba esperando a ese príncipe azul de billetera abultada que vendría a solucionarle la vida.

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Y ese príncipe fue el gran Mark González, uno de los mejores exponentes de la pelota local y parte importante de la gloriosa generación de futbolistas quitados de bulla y concentrados en hacer muy bien su pega (en el fútbol y también con las minas). Un tipo educado, respetuoso con la prensa, simpático y winner por naturaleza. Un hombre ideal, que si a eso le sumamos que gana 116 palos mensuales, se convierte automáticamente en un campeón… o en Superman.

Sin ánimo de ofender a Maurita, estoy seguro que en el momento en que lo conoció pensó: “Maura no la caguís, tienes que ser más coqueta que nunca y no podís dejar escapar esta oportunidad”. Y la hizo. Y nuestro querido “Chico Mark” – cómo culparlo- cayó en las garras de amor de la Cocotera. Imposible negarse, porque está como quiere.

Por eso hoy le rindo este homenaje a Maura: Una genia del marketing televisivo que supo mantenerse arriba sin caer en la ordinariez y que gracias a su propio esfuerzo y con talentos escasos, se posicionó como una de las mujeres más deseables de Chile. Hoy vive en Rusia relajada, anda siempre de Shopping y atiende al crack de su marido. Tiene un generoso contrato con Canal 13 y va ser jurado en un programa de talentos, gracias a su experiencia de haber sido juzgada muchas veces en Rojo. Realmente, es para aplaudirla.

Me adelanto a las críticas y dejo muy en claro que yo creo firmemente en el genuino amor de Maura Rivera hacia Mark González. Porque yo a mi millonaria, joven y exitosa esposa la querría más que la cresta.

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