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Redes de contacto: El pituto en Chile y su eterna tradición

El pituto, el eterno amigo de la idiosincrasia chilena.

¿Qué sería de nosotros sin nuestros amigos? Gracias a ellos pasamos las penas más rápido, escapábamos de nuestras casas cuando chicos y tenemos garantizadas horas de risas y consejos. Pero también a algunos amigos que te apoyan el proceso de búsqueda de trabajo: el pituto

Desde chica siempre vi cómo mi papá se llevaba todo el día en recomendaciones. Como vivía en una ciudad tan alejada y con una de las taza más altas de desempleo, Arica, el desafío de encontrar una pega estable dependendía de amigos. Y es así como vi que amigos de mi padre terminaban trabajando en un lugar sólo gracias a mover los hilos de la influencia.

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Pensé que esa dinámica sólo se deba en las regiones, porque allá no se peleaba por quién tenía el mejor curriculum; la lucha era por quién tenía el amigo con la libreta de contactos más grande. Pero la verdad que en Santiago he conocido una realidad mucho más dependientes de contactos que allá en mi norte. ¿Una sorpresa? Sí, porque pensé que acá, con todo el respaldo de la educación “superior de calidad” la historia dependería un poco más de eso, que de un llamado para conseguir la pega soñada – o al menos alguna pega-.

Sin depender de la década en que se esté, de que si haya crisis económica en el país o no, está en nuestra idiosincrasia chilena funcionar bajo el pituto. Pero no sé si eso sea completamente cuestionable. Hay veces, muchas creo, que te topas con un profesional que sí vale la pena, lo recomiendas y buscas lo mejor para él, y no porque sea tu amigo, sino porque en verdad él vale la pena.

Ahora, es una pena que dependamos muchas veces de otros para conseguir trabajo. La idea sería llegar por nuestra cuenta a luchar por ese puesto, pero yo me rendí. Se necesitan dos súper poderes para encontrar pega: un amigo con amigos importantes y un curriculum semi respetable.

¿Funciona así también para ustedes?

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