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María José Viera Gallo: “Ser escritor en Chile no es precisamente glamoroso”

Nuestra columnista estrella lanza su segunda novela “Memory Motel”.

María José Viera Gallo  ha sido una de nuestras columnistas estrella desde que llegó a Belelú, luego de su Carta abierta a Ximena Ossandón la popularidad del sitio creció de una forma abismante. Ella es una escritora de tomo y lomo que comparte todas las semanas sus historias con nosotras sus lectoras. Hoy la Pepi, como le decimos los que la conocemos, está promocionando su nueva novela llamada “Memory Motel” (Tajamar Editores) la que narra la historia de Agata B, una chilena residente en Nueva York que está sola después de perder a su marido y su trabajo. Pero al parecer, no todo será tan malo.

Conversamos con la Pepi sobre el desafío que ha sido para ella escribir su segunda novela (“Verano Robado” fue la primera) y volver a Chile luego de varios años viviendo en Nueva York. También hablamos sobre la final del Premio Herralde de Novela 2010, al que ella llegó, sus sueños y un poco más.

-Escribes libros, columnas, entrevistas…. ¿Cuál es el formato que más te gusta?
Me gusta escribir hasta en las servilletas de papel. Pero sí, tengo doble militancia, soy escritora y periodista. Me adapto a cualquier formato mientras tenga que juntar dos palabras. Vivo de eso y no sé hacer otra cosa. Del periodismo –sobre todo el online- me gusta la inmediatez; de la narrativa, lo contrario….la sombra y la factura a largo plazo.

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-Si tuvieras que invitar a leer a alguien tu novela… ¿Cómo la convencerías?
La convencería diciéndole que es como escuchar un disco que te agarra desde el primer tema, te mete en un estado de ánimo especial, según mi editor, claroscuro, al final del cual quieres volver a poner play. “Memory Motel” es el viaje emocional de mujer en sus 30 que pierde su lugar en el mundo. Es la historia de un colapso interior y amoroso contado al revés, desde su superación a su crisis. Tiene algo muy contemporáneo que puede identificar a cualquier mujer de hoy que se sienta algo perdida o dolida.

-Respecto de “Memory Motel” ¿Tiene algo de autobiografía?
Todas las novelas tienen un pie en la realidad y otro en la ficción. Es una alquimia. En lo macro te puedo contar que yo al igual que la protagonista también viví en Nueva York, en el barrio Williamsburg en Brooklyn y presencié su desmoronamiento de barrio cool de “jóvenes artistas y rockeros” a otro hibrido medio yuppi con condominios y Starbucks. También tuve que enfrentar y superar una separación. En lo micro, al igual que Agata me alimentaba de tacos y comida thai, prefería caminar por mi barrio que por la isla, y también en un momento me pregunté qué diablos hacía viviendo en una ciudad que no me estaba dando nada. Ahora, la literatura siempre lleva la realidad a su extremo, selecciona elementos de ésta y se aventura en el juego de las probabilidades: qué habría pasado si… Mi novela parte de esa pregunta: ¿Qué habría pasado si en lugar de tomar ravotriles me bebo un jarabe floral? ¿Qué habría pasado si convierto la picadura de un cactus en una marca en la cara que no se va con nada? ¿Qué habría pasado si termino entrando a un motel donde sólo hay camas singles, las habitaciones hacen referencias a Proust y del cual sales curado de tus recuerdos?

-Tu novela transcurre en Estados Unidos, pero la escribiste entre aquel país y Valparaíso ¿Cómo influye esa distancia en el relato?
(José) Donoso decía que se escribe mejor de Chile estando afuera de Chile. Eso fue exactamente lo que me ocurrió con “Verano Robado”, mi primera novela que pasa enteramente en Ñuñoa y la escribí en Brooklyn. ¿Algo de Brooklyn hay en Ñuñoa? Puede ser. El grueso de “Memory Motel” lo escribí en Nueva York, pero pasaba mucho encerrada escribiendo y citando a mi protagonista, la ciudad era una foto-postal que admiraba desde el otro lado del río. Es decir, esa desfamiliarización se daba igual si me hubiera encontrado en Chile. Nunca pude bajar de mi cabeza una línea mientras estaba en la calle, lo único que conseguía era absorber y sentir el pulso de la novela. Al final, creo que el sitio geográfico es un detalle. Los lugares, las sensaciones, las imágenes y los sentimientos que nos provocan ciertas cosas se llevan adentro, con uno, y da igual donde uno esté. Tu vida es como una maleta interior y el mundo el lobby por el cual pasas…

-Pensando en el momento en que lanzaste tu primera novela, qué cosas han cambiado en ti, en el país, en lo que te rodea…
2006 parece 1996. ¿Cómo puede un país envejecer tan rápido y uno sentirse aún en los 30? En mi vida, aún no era madre y sabía lo que era despertarse un domingo pasadas las 8 am…detalles que hacen una pequeña gran diferencia. Escribía full time y al mismo tiempo sentía una gran ansiedad por publicar. Con este libro me pasó al revés, escribí contadas horas al día y sabía que tarde o temprano se iría a imprenta. Si situamos ambas novelas en el contexto político social, bueno, “Verano Robado” salió en una primavera de Bachelet cuando el país se sentía más optimista y cómodo consigo mismo y su formato de ideas y valores de centro-izquierda. “Memory Motel” surge al costado de una autopista de derecha, que le está haciendo oídos sordos a demandas sociales urgentes y necesarias para nuestro progreso. Cuando un ministro de Cultura dice que no lee literatura chilena, dan ganas de reírse y brindar con un ¡gracias!

-Tu carrera como escritora se ha desarrollado entre Estados Unidos y Chile, siento que de alguna forma ha sido un tanto solitaria. Generalmente, los escritores se agrupan. ¿Eres parte de algún círculo o te relacionas más con personas de otras áreas?, ¿Te importa eso?
Todos los escritores somos, como diría Fuguet, un poco autistas. Ahí tienes un escritor/cineasta al que veo y con quien converso y conecto. Mis colegas amigos son transversales, no soy de guerrillas literarias, pero así como alguna vez me crié en la Zona de Contacto, hoy me siento cómoda en el grupo de escritores con barbas. La barba es muy importante. Pienso en Alvaro Bisama cuyas “Estrellas Muertas” es top one en mi biblioteca. Francisco Ortega, Baradit, Wilson, Patricio Jara… Las mujeres estamos más dispersas, pero pronto estaremos en una misma antología que saldrá en España: Juntas de Vecinas.

-¿Cómo fue ser una de las finalistas del Premio Herralde de Novela 2010?
Fue el mejor estabilizador del ánimo. No tenía editorial, me sentía insegura con el libro, creía que quizás no encontraría nunca eco, lo cual pasa más de lo que se cree… Cuando me llegó el e-mail contándome la noticia, sentí alivio. Era la hora de almuerzo y estaba tan emocionada que fui a celebrar sola a un restaurant de sushi. Comía y pensaba: ¡alguien en España entendió mi libro! Se emocionó o algo. ¡Salud!

-Cuando eras adolescente, ¿Pensaste alguna vez que lograrías cumplir tus sueños y ser tan exitosa como lo eres hoy?
Mi sueño cuando adolescente no era ser escritora sino ser la directora de la revista literaria de mi colegio. A esa edad piensas en las cosas inmediatas, las que están ahí. Pero el éxito en literatura es tan ficticio…no hay plata en el mercado editorial, nadie te invita a estelares en la televisión. Eso sólo ocurre en Argentina o Estados Unidos. Ser escritor en Chile no es precisamente glamoroso, y está bien. Al sistema le importa nada lo que se publica, es cosa de encender programas como “Fruto prohibido” o ver los libros de cabecera del Ministro de Educación. Además, en un país donde estás obligado a endeudarte para leer y se lee poco es utópico pedir otra cosa. Yo me conformo con que el libro pase de mano en mano y sentir el cariño de mis lectores, que existen y están algo escondidos.

“Memory Motel” ya se encuentra a la venta en librerías de todo el país. En regiones, les recomendamos acercarse a Feria Chilena del Libro, Librería Antártica o locales de Feria Mix. Tiene un valor de $12.900.

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