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¿Qué me gusta de mí?

¡Enfoquémonos en lo positivo!

No sé si le pasará a todas las mujeres, pero al menos a mis amigas y a mí nos pasa todo el tiempo: Nos concentramos demasiado en lo que no nos gusta de nosotras, o francamente, en lo que odiamos.

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Y claro, a todo el mundo le gustaría cambiar cosas de uno, partiendo por la clásica disconformidad física: “quiero ser más flaca” “quiero tener menos guata” “me cargan mis caderas” etc. Otros cambiarían temas más sicológicos: “quiero ser más fuerte” “odio que las cosas me afecten tanto” “debería ser menos enojona”.

Entre el “me carga” y el “debería” al final nos quedamos con todas las cosas negativas. Nadie es perfecto y me imagino a nadie puede decir derechamente que no cambiaría nada de síi mismo, a no ser que sea un narcisista. Pero para el común de los mortales, sin desórdenes sicológicos de extrema adoración personal o egocentrismo, estar incómodos en nuestra propia piel no es algo tan raro.

Algunas cosas con trabajo y esfuerzo pueden cambiar. Podemos parecernos a ese ser perfecto que tenemos en mente. Podemos apuntar a ese objetivo y realmente obtenerlo. Podemos ser más flacas, podemos ser más sanas, podemos ser mejores personas. Ya pensándolo uno se siente mejor. Quedarse en el no puedo es un error. Cuando chica mi papá me contaba un cuento con tres hombres, uno que decía “no puedo”, otro “no quiero” y el tercero decía “trataré”.

Pero bueno, más allá de dar tips de cómo lograr estas metas, me gustaría destacar la importancia que tiene NO concentrarse en aquellas cosas que no nos gustan, porque mientras no podamos cambiarlas, nos acompañarán todos los días. ¿Y cual es el sentido de destacarlas, más que sufrir o pasarlo mal? Nos sirve para ponernos metas, pero más allá de eso, nos tiran para abajo, nos deprimen, nos molestan.

Entonces, ¡mucho mejor es pensar en las cosas que sí nos gustan! Cambiemos la letra de la canción de The Romantics “That’s what I like about you” por “That’s what I like about me”. En la revista gringa Marie Claire había una sección que me encantaba, que se trataba exactamente de eso. Entrevistaban a una serie de mujeres de alguna ciudad en el mundo y les preguntaban. ¿Qué te gusta de ti? Yo hubiera contestado:

Me encanta mi pelo y soy labiona como la Angelina Jolie, lo que fue un sufrimiento en mi época pre escolar, pero ahora es un plus.

Y así, cada uno tiene algo que le encante de sí mismo. Seguro a algunas personas que estén pateando la perra les va a costar más encontrarlas,  pero si nos concentramos, y quizás con ayuda de alguien que nos conozca de verdad, podamos llegar a una lista robusta, que nos tirará para arriba inmediatamente, y nos ayudará para aquellos días en que, de tanto no querernos, no podamos ni levantarnos de la cama.

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