Actualidad

La importancia de sentirse importante: El narcisismo y el amor

Partamos con una breve y simple descripción de los fenómenos básicos para entrar a discutir lo que hoy propongo: Todo el mundo necesita sentirse importante. No estoy diciendo que a todo el mundo le guste ser el centro de atención, o figurar, o bien ser el eje central y/o articulador de una conversación, relación o amistad. Me refiero a otro sentido de “sentirse importante”, a algo que tiene que ver con la mínima cuota de narcisismo que todos requerimos para subsistir. Tal cual, el narcisismo resulta necesario para sobrevivir.

Lamentablemente el término narcisismo ya se encuentra  -debido a factores culturales- teñido de una connotación negativa. Solemos hablar del narcisismo solamente ligándolo a fenómenos que nos parecen egoístas, donde existe una desconsideración del otro, de sus sentimientos o de su subjetividad.

Pero cuando se acuña el concepto de narcisismo, y se introduce de mano Freud como un elemento que nos permite entender el funcionamiento subjetivo, el narcisismo toma también otra vertiente. Una que es tan cotidiana, tan evidente, que ni siquiera nos percatamos de ella… hasta que se desploma.

Recomendados

El narcisismo se encuentra presente de manera relativamente invisible en gran parte de nuestro actuar cotidiano. Esto, como les mencionaba, no tiene nada de malo. Muy por el contrario, de no poseer una mínima cantidad de narcisismo, toda nuestra energía, nuestro interés y nuestras fuerzas se nos escaparían en función de los otros, de los objetos del mundo. Resulta necesario que algo, aunque sea un mínimo de nuestro interés se vuelque en nosotros mismos. Existir para nosotros, poder dotarnos de una mínima valía, poder hacer aunque sea un pequeño gasto de nuestra energía en nuestro propio ser.

El problema aparece cuando nuestro narcisismo se ve exacerbado, o por el contrario vaciado del todo. Caso paradigmático de esto es el enamoramiento.

Recuerden sus relaciones de pareja, hagan memoria de los primeros días, incluso a veces los primeros meses en que se encuentran absolutamente cautivados, capturados por ese otro. ¿Qué es lo que ocurre allí?

Lo que vemos plasmado es como muchas veces nos desaparecemos en el otro. Es decir –y Freud se percata de esto- el enamorado parece poner todo su interés allá fuera, en ese objeto tan especial que es la persona amada. No nos extraña cuando incluso deja de comer, de preocuparse de las cosas que antes le importaban, está como hipnotizado –idiotizado dicen algunos, aunque el término es peyorativo-, sumergido en un trance donde lo único que existe es el otro significativo. Presenciamos un vaciamiento del narcisismo, que se difumina, se transforma en un lazo que se haya atado a la amada, por ejemplo.

Si bien la sensación del enamoramiento es sin duda alguna algo encantador, no podemos dejar de apreciar el riesgo que conlleva que todo aquello que sostenga a ese sujeto se encuentre afuera de sí, que no exista nada de su interés que radique en sí mismo, y por lo mismo que se encuentre absolutamente indefenso.

Es habitual escuchar que relaciones de pareja se acaban debido a que “no me hacía sentir importante”, “nunca me sentí una de sus prioridades” o “siempre puso su trabajo o sus amigas/os sobre mi”. Esto se debe a que resulta necesario que algo de ese interés y energía que depositamos en el otro vuelva sobre nosotros, que constantemente aunque sea una pequeña cuota de ese narcisismo originario siempre se encuentre alimentándonos, soportándonos.

Finalmente, resulta importante destacar que no es lo mismo “el narcisismo” que una “elección narcisista”. El primero, sobre el cual he escrito en esta columna, es aquel en donde la elección de la pareja hace que todo nuestro interés se juegue en la figura del otro, y que tiene las complicaciones y riesgos que ya he mencionado. Por su parte, la elección narcisista es aquella en donde se pone en juego una la elección de pareja que tiene relación con un amar en el otro aquello que amo en mí. Sobre las elecciones narcisistas, y por supuesto sobre sujetos narcisistas, podremos volver en otro momento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tags

Lo Último


Te recomendamos