Nunca he tenido una pareja competitiva, pero sí lo he visto de cerca. No es que mis padres lo fueran, pero tengo más de alguna amiga que más que tener a su pareja al lado para complementarse, lo tiene para competir.
Tengo un caso en el que ambos estudiaron la misma carrera. Cuando estaban en su etapa universitaria, en lugar de estudiar juntos, lo hacían por separado y hasta apostaban por a quién le iba mejor. De hecho, era típico verlos en alguna fiesta o junta de amigos hablar de cuál de los dos tenía las mejores notas o era el más inteligente. Como no eran tan amigos míos nunca les dije nada, pero era una escena realmente patética.
También conozco a una pareja de amigos que son muy buenos para los deportes. Pero en lugar de salir a andar de pase en bicicleta, prefieren ver quién hace un mejor tiempo. En este caso me parece súper, porque apuestan cosas entre ellos y les crea una especie de complicidad.
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Pero hay casos en que las parejas en lugar de querer aprender el uno de otro, quieren destacarse más. Parecer el más inteligente, querer destacarse porque gana más dinero o demostrar que es el mejor se lleva con los hijos. Es típico de esa personalidad, que sea el o la que más critique al otro. Que le corrija todo lo que hace, sobre todo el público y todo el tiempo quiera hacer notar que la persona que tiene al lado es inferior. Según expertos, es en ese instante donde se pierde la admiración por el otro, las ganas de estar complementados y el querer ayudarse mutuamente.
Una forma de reconocer a un tipo o mujer así, es a través de las discusiones. Son en esas instancias donde las personas muchas veces muestran lo peor de ellas. Los competitivos, son cerrados, te tratan de hacer sentir que eres inferior o que hablas tonteras e incluso hacen de la pelea una verdadera batalla campal, sin querer llegar a una solución a no ser que le digas “tienes razón”.
Y tú ¿has competido con tu pareja?