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El tiro por la culata: ¡Adiós jovencito!

Yo que creía que lo tenía loquito y que iba a tener que cuidar mis movimientos para que no se enamorara de mí, salí para atrás al final. Mi problema fue que me confié, pensé que estaba muy seguro, pero no.

Y claro me salió el tiro por la culata. En serio jamás lo imaginé, todo iba tan bien, tan sexy, tan apasionado. Para los que no tienen idea de lo que estoy hablando, me refiero al cabro chico.

La semana pasada les conté que conocí a un veinteañero, se convirtió en una gran aventura porque lo llamaba y él venía. Cada vez que me subía la temperatura el chico estaba ahí para complacerme. Pero la maravilla no podía durar tanto.

Yo que creía que lo tenía loquito y que iba a tener que cuidar mis movimientos para que no se enamorara de mí, salí para atrás al final. Mi problema fue que me confié, pensé que estaba muy seguro, pero no.

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Hace unos días le mandé un mensaje interno por Facebook: “Podríamos hacer una sesión esta noche”. Pensé que todo sería como siempre y recibiría de vuelta un bello mensaje de costumbre: “Obvio washita rica”. Pero no, no pasó nada. Esperé varias horas y mi nuevo amante no me contestaba. Ahí comenzaron los best sellers a pasar por mi cerebro.

Pensé que el jovencito podría estar patinando en alguna calle o quizás una prueba en la universidad, lo que fuera creía que llegaría el momento donde él revisa su Facebook de manera obsesiva para buscar algún mensaje escrito por mí. Qué lindo era todo, tengo un trabajo que amo, aún soy joven, tengo mi grupo de amigos y un amante 10 años menos ¿qué más se puede pedir? Hasta me sentí como Madonna en algún momento.

Seguí trabajando y olvidé al chico por unas horas. De un tiempo a esta parte me he acostumbrado solo a tener amantes, no quiero parejas y es que así no le doy explicaciones a nadie, no tengo que ser monógama, si no quiero ver a nadie puedo disfrutar de mi soledad. El problema es que hay necesariamente que tener una “libretita negra” en el caso que la mayoría tenga planes cuando tu quieres verlos. Me ha pasado que después de hacer cinco llamadas me he quedado sola una noche fría que hubiese preferido estar “cucharita”. Aunque no lo crean tengo amigos con ventaja que a veces solo van a verme para cenar algo rico, conversar y dormir abrazados, hacernos compañía. No todo es lujuria.

Bueno, después de un rato recordé al universitario, revisé mi Facebook y ahí estaba el mensaje privado de mi adonis. Como era el más joven en pocas semanas pasó a ser mi favorito por su capacidad física.

Mientras más se demoraba en cargar el mensaje, más ansiosa me sentía. Finalmente se abrió y decía: “Guapa, lamentablemente no voy a poder reunirme contigo porque estoy en una relación y me sentiría mal si la engañara. Espero que estés muy bien. PD: No me busques más”.

Plop! Me caí de espaldas. Leí nuevamente el mensaje y seguía diciendo lo mismo, era cierto y debía asumirlo. Yo la tonta muy preocupada de no darle esperanzas y ¿es él quien me patea?

Igual me sorprendió su respuesta tan comprometida con la fidelidad, aunque no creo que sea cierto porque una semana atrás no se había preocupado de la “relación” y había estado feliz conmigo. Quizás ya no quería nada más e intentó ser “cortés”. ¿Qué opinan ustedes?

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