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La naturaleza femenina contra el arte de orinar al aire libre

Una de las cosas más envidiables que tienen los hombres y los transformistas, es que pueden orinar parados o en cualquier parte. Es cosa de sacar su multifuncional instrumento y recobrar el aire. Corta.

Una de las cosas más envidiables que tienen los hombres y los transformistas, es que pueden orinar parados o en cualquier parte. Es cosa de sacar su multifuncional instrumento y recobrar el aire. Corta.

Un don que la Madre Naturaleza, pese a ser mujer simplemente, no nos otorgó.

Sin embargo, miles de mujeres cansadas de los baños químicos en los festivales de música o cerveza, de devolvernos a la casa en medio de una entretenida fogata a la orilla del mar o en medio de un bosque, pero sobre todo, cansadas de chocar de frente con esas jodidas filas kilométricas compuestas por señoritas poco solidarias que no entienden el concepto de “hacerla corta”, hemos desarrollado a lo largo de la historia cautelosas técnicas para poder orinar al aire libre.

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Es triste que algo tan natural y bonito como el acto de orinar se convierta en un gran inconveniente para nosotras, especialmente cuando estamos felices, bebemos y el arte de hacer pipí se vuelve un inevitable constante.

Como sabemos que muchas ya se revelaron a los machismos propios del protocolo social y cultural (nuestras antepasados lo practicaban sin complejos), este artículo va dirigido especialmente a aquellas señoritas que aún no han podido liberarse y siguen aguantándose, sin sospechar las graves consecuencias que conlleva el aguantarse.

Por ojo, realícese sólo en caso de extrema emergencia (nivel lágrimas en los ojos), tampoco queremos una ciudad impregnada de amoniaco (esto va para ellos también).

No pasa nada con orinar un par de veces en medio de la naturaleza

Con “en medio de la naturaleza“, no me refiero precisamente a en medio de una selva o un bosque, sino que a estacionamientos, callejones, paradas de autobús, bancos y casi cualquier lugar público donde puedas salir del apuro. El mito de que las niñas no pueden orinar en la calle es obviamente falso.

Es cosa de sentir el llamado, encontrar un rincón privado que haga un poco de sombra y una planta decorativa que te mire mientras te menea un poco para sacudir las últimas gotas. No hay nada en la anatomía femenina que no te lo permita.

Lugar ideal 

Busca tu lugar secreto, camina fijo y no pierdas el tiempo. Los arbustos son ideales porque te puedes agachar y esconder. Si vas viajando en auto, orinar entre la puerta delantera y trasera también es una excelente opción.  Además, te permiten emerger rápido, de forma elegante y segura. Recuerda que también puedes usar tu ropa como barrera, a veces es tan efectivo que te puedes construir tu propio compartimento. Las faldas son lo mejor para orinar en la calle, las amigas y sus chaquetas también lo son.

Le tecné 

Se requiere de mucho equilibrio y fuerza en las piernas, mientras más cerca del suelo mejor, ya que podrás minimizar el efecto spray y el ruido. Por cierto, lo más difícil es mantener el equilibrio con los pies alejados, sin embargo, es la única forma para que éstos estén a salvo, aunque a decir verdad, no siempre lo consigues.

El movimiento

Sacúdete sutilmente ¡si no te caerás para atrás! Párate y haz como que no ha pasado nada. Es tu pequeño secreto. Si tienes papel higiénico mucho mejor, pero no hagas tal de dejarlo tirado por ahí, ya es suficiente con tu orina. NUNCA, pero nunca hagas tal de limpiarte con una rama, no sabes su procedencia.

Ahora, el baño de hombres siempre es una opción, pero tomar esa decisión conlleva otro listado de técnicas.

P.S: Por cierto, al menos en Chile orinar en público es ilegal, pero hay casos en que nuestra vejiga poco o nada entiende de ese tipo de restricciones.

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