Espectáculos

Telenovelas: el placer culpable de muchos

Y lo acepto, incluso yo he visto telenovelas alguna vez

Yo no veo telenovelas, pero si lo hago es por criticar, es algo que dicen muchos sobre el hecho de que están enganchados durante una hora todos los días siguiendo historias de amor, y si vives en México, típicas historias de Cenicienta y su príncipe azul.

En realidad no tienen mucho de novedoso, pero parece ser que el producto no va a mejorar porque el público tampoco disminuye. Pero las historias son trilladas y en realidad las mismas, lo único que varía es cuántos hijos perdidos hay, qué tan buena y linda es la protagonista, qué tan inteligente es y cuántos hombres están enamorados de ella.

A esto suma cuántos personajes secundarios tienen enfermedades terminales, qué tantas propiedades tiene la o las familias acaudaladas que aparecen, que curiosamente siempre están en el ramo del diseño de modas o algún tipo de bebidas.

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En general, más allá de que me molesten lo incoherentes que pueden ser las historias o una forma de grabarlas que es más bien sensacionalista (Porque siempre que pase algo interesante va a haber un close-up mortal a la reacción de la persona involucrada y la música dramática sube de volumen en esta parte), tampoco me agrada la forma en que la mujer sigue teniendo los mismos papeles, víctima o victimaria, o muy buena o muy mala.

En general, sólo hay blancos y negros en este tipo de televisión. Pero ¿dónde quedan todos los grises que hacen que nuestra realidad sea lo que es?

Claro, muchas series americanas no se quedan demasiado atrás en eso de estirar lo más posible la realidad, ¿alguien ha visto Grey’s Anatomy últimamente? ¿En qué consiste esa delgada línea entre hacer una serie de calidad y una telenovela más?

No creo que la diferencia consista en la frecuencia de los shows, sino en la profundidad de los personajes. Si me pongo a pensar incluso en series más fantasiosas como glee, puedo pensar en los personajes que no me agradan, los que me caen bien y con los que me identifico muchísimo. Además de esas brillantes frases que a veces dicen y que nos encanta citar.

Creo que la diferencia está en eso y en exigir como público inteligente, quiero ver algo que no sea el refrito del refrito.

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