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Las visitas más memorables al ginecólogo contadas por nuestras lectoras

Pocas lectoras se atrevieron en esta ocasión a compartirnos sus más memorables visitas al ginecólogo, sin embargo, las historias que les presentamos a continuación no dejaron de ser ¡NOTABLES!

Pocas lectoras se atrevieron en esta ocasión a compartirnos sus más memorables visitas al ginecólogo, sin embargo, las historias que les presentamos a continuación no dejaron de ser ¡NOTABLES!

A continuación, las historias más memorables de nuestras lectoras y su ginecólogo:

Retroversoflexion

“Fui a hacerme un control de rutina, pero con un nuevo ginecologo, esta vez: una señora.
Solía ir a un centro para estudiantes, donde un tremendo africano con manos de gigante me atendía con tranquilidad y un profesionalismo estupendo a pesar del susto que  me provocaba el tamaño inusual de sus manos, hasta que terminó su práctica.
Sin saber donde ir, después de dos años fuera de mi país (soy europea), me propuse encontrar un nuevo doctor en un hospital universitario de mi cuidad. Tal como lo mencioné en un principio, me encontré con una señora, hecho que en vez de tranquilizarme, me generó mucho nervios, ya que me di cuenta (comprobandolo en carne propia) que las doctoras se molestan mucho menos en tomar precauciones con nuestro delicado interior.
Era un día de frío infernal, con nieve y vientos, como sólo hay en mi país lejano, y tuve que quitarme la ropa con unos escasos 12 grados en la sala de examen. A penas sentadita en la silla del terror, la señora atrapa mis piernas y con lámparas y cámaras, se propone grabar mi intimidad sin previo aviso. Y mientras yo ahí, tiritaba de frio, abierta al mundo y algo incómoda con el hecho de que usaran mi cuerpo para un experimento “mundovision”, la doctora lanza un: -Mish, qué interesante-, y sale corriendo, gritando a sus colegas y alumnos : -Oigan todos, aquí tengo un caso típico de útero en retroversoflexion-.
En eso entran cuatro personas y una de llas me dice: – Hola, esto es un hospital universitario y somos estudiantes, ¿Le molesta si echamos un vistazo?-, a lo que le respondí: -A ver, estoy aquí en pelota con las piernas abiertas, con un útero haciendo flexiones y ya entraron sin avisar, así que… ¿qué quieres que te diga? Estan en su casa-.
Asì fue  como descubri que tengo el ùtero al reves, personalidad para protagonizar una pelicula desnuda y un rechazo a total a LAS ginecologas”.

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Elodiana

¿ERES VIRGEN?

“La primera vez que fui al ginecólogo (ginecóloga, me daba susto que alguien a quien no conociera, viera mis partes) fue por problemas hormonales. Estaba bastante chica así que le pedí a mi mamá que me acompañara. Ella se puso feliz, su niñita le estaba pidiendo que la apoyara moralmente en uno de los tantos pasos hacia la madurez.
Llegamos y estaba lleno de tipas embarazadas, todas mayorcitas, yo ni siquiera había cumplido los 18 y todo el mundo me miraba raro (era probable que pensaran que yo también estaba embarazada, y efectivamente, a más de alguna de las tipas que se encontraban en la consulta, se le escuchó un : -tan chiquitita, estas niñitas cada día están más sueltas-.
Me llamaron. La doctora era bastante amorosa, muy joven y muy atenta. Mi mamá entró conmigo a la mala, porque ya le había dicho que me esperara afuera, que no había problema, y que ya le había perdido el miedo, pero ya era tarde… Así que entramos.
La ginecóloga comenzó con las preguntas de rutina: mi edad, peso, porqué había ido, qué problemas había tenido, si estaba con atraso, bla bla bla y terminó su interrogatorio con un: -¿ERES VIRGEN?, ¿HACE CUÁNTO QUÉ ERES SEXUALMENTE ACTIVA?-. Entré en pánico, porque mi mamá no tenia idea que ya no era virgen, y lo peor, es que desde hacía bastante tiempo.
Me hice la loca, miré a mi mamá, esperando que ella contestara, pero me miró con una sonrisa extraña y me dijo: – Respóndele tú. Esas son tus cosas-.
Así fue como mi mamá supo que yo ya no era virgen, y lo peor de todo no fue tener que contárselo delante de una desconocida;, sino que ni siquiera había terminado de responder, cuando la ginecóloga sacó un extraño instrumento y varias otras cosas. -Siéntate en la silla detrás del biombo sin ropa de la cintura hacia abajo-, me dijo. Miré con terror a mi mamá y ella con cara burlona me dijo: -Hija, te tienes que hacer el PAP-. Creo que esa fue una de las tardes más traumatizantes.
Yo no tenía idea de lo que era el PAP. Me recetaron anticonceptivos (yo quería que me explicaran por qué tenia problemas hormonales y tenía que tomarme esas cosas, si ni siquiera estaba pololiando) y lo peor, mi mamá me miró raro como por tres semanas.
A pesar de eso, no cambiaría el haber ido con mi mamá. A veces uno las excluye por miedo, pero ese día descrubrí que si es que les llega a molestar algo que uno haga, es más que nada porque les cuesta resignarse a que sus “princesas” deben crecer”.

Luna

“Eso que tú conoces”

“Mi única mala experiencia fue cuando estaba embarazada y me hice la ecografía intravaginal. Al ver que me meterían un aparato en mis partes íntimas puse cara de horror y el doc me dijo: -¡AY!, ÉSTO MIDE 10CMS MENOS QUE ESO QUE TÚ CONOCES. NO CREO QUE LE PONGAS ESA CARA A ESO-. Yo me puse morada de la vergüenza.Tenía 19 años y  mi mamá estaba presente. ¡¡¡No podis!!! hahaha.
Ahora tengo un excelente ginecólogo, recomendado 100% con manos de ángel y papanicolau incluido, el doc Luis Cruzat. Pasando el dato gratis, porque es un amor”.

Danita Belén

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