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5 musas que volaron la mente de grandes escritores

Te dejamos con un listado de cinco musas que se transformaron en el centro de inspiración, obsesión y creación de cinco gigantes de la literatura.

Te dejamos con un listado de cinco musas que se transformaron en el centro de inspiración, obsesión y creación de cinco gigantes de la literatura.

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1-. Laura de Noves y Francesco Petrarca

El poeta y humanista italiano Francesco Petrarca (1304-13749), fundador del petrarquismo, corriente literaria que influyó a gigantes como Garcilaso de la Vega y William Shakespeare, se habría enamorado perdidamente de Laura de Noves o de Sade, esposa del marqués Hugo de Sade de Laura.

Aunque algunos creen que nunca existió este amor y que fue sólo un recurso poético de Petrarca y su corona de laureles, otros apuestan que el deseo sofocado de un amor prohibido fue lo que generó en Francesco aquel intenso éxtasis intelectual. En sus poemas hablaba de la esclavitud a que le tenía sometido Laura, del amor correspondido, pero imposible, del amor de palabras.

Cuando Laura murió, víctima de la peste que azotó Aviñón, la palabras impresas del alma de Petrarca se sumaron para siempre en el dolor.

Soneto a Laura

Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra,
y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo;
y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra;
y nada aprieto y todo el mundo abrazo.

Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra,
ni me retiene ni me suelta el lazo;
y no me mata Amor ni me deshierra,
ni me quiere ni quita mi embarazo.

Veo sin ojos y sin lengua grito;
y pido ayuda y parecer anhelo;
a otros amo y por mí me siento odiado.

Llorando grito y el dolor transito;
muerte y vida me dan igual desvelo;
por vos estoy, Señora, en este estado.

2-. Isabel Freyre y Garcilaso dela Vega

El poeta y militar español, Garcilaso dela Vega, considerado uno de los escritores más grandes del siglo de Oro y de toda la historia, habría puesto sus ojos en Isabel Freyre, una aristócrata portuguesa, la pastora “Elisa” de los versos garcilasianos, según cuenta la leyenda.

Al igual que Laura de Petrarca, cuando Isabel se casó con “un hombre gordo y romo en amores y ambiciones”, se convirtió en un “imposible” para este corazón de poeta. Tiempo después, Isabel murió en el parto.

Desde entonces su pluma de dela Vega se tiñó de mujeres, de Elisas o Galateas. Mujeres varias, pero que siempre, siempre sonaron a Isabel.

Soneto V

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.

3-. Marta de Nevares y Félix Lope de Vega

El Fénix de los ingenios y monstruo de la naturaleza, Félix Lope de Vega y Carpio (1562 – 1635) es al igual que Garcilaso uno de los poetas más importantes del Siglo de Oro español y de la literatura universal. Como dramaturgo revolucionó las fórmulas del teatro cuando éste comenzaba a “masificarse”.

Amante de las mujeres, Lope de Vega en un momento de crisis se convirtió al sacerdocio, pero su éxito espiritula abstinente duró hasta que conoció a Marta de Nevares, “una mujer muy bella y de ojos verdes”, descripción dada en poemas y novelas que le compuso bajo los nombres de “Amarilis” o “Marcia Leonarda”. Los últimos años del escritor, fueron tortuosos; Marta quedó ciega y dos años más tarde muere perdida en el delirio (1928).

Canta Amarilis, y su voz levanta
mi alma desde el orbe de la luna
a las inteligencias, que ninguna
la suya imita con dulzura tanta.

De su número luego me trasplanta
a la unidad, que por sí misma es una,
y cual si fuera de su coro alguna,
alaba su grandeza cuando canta.

Apártame del mundo tal distancia,
que el pensamiento en su Hacedor termina,
mano, destreza, voz y consonancia.

Y es argumento que su voz divina
algo tiene de angélica sustancia,
pues a contemplación tan alta inclina.

4-. Virginia Clemm y Edgar Allam Poe

Edgar Allan Poe (1809 – 1849) uno de los maestros universales del relato corto y de corte gótico, se enamoró de su prima hermana Virginia Clemm y se casaron cuando ella tenía 13 años y él 27.

Cuenta la leyenda que se trató de una relación más fraternal y que nunca consumaron el matrimonio. En 1842 Virginia enfermó de tuberculosis, muriendo en 1847, a los 24 años de edad.

Catarsis en la vida y pluma de Allan Poe, quien se refugió en el alcohol y en las letras, donde la influencia de la muerte de Virginia, es notable en todo lo que sigue de su obra, convirtiendo la muerte en general y la muerte de una joven en particular, una temática recurrente.

Annabel Lee

Hace muchos, muchos años,
en un reino junto al mar,
vivía una doncella
cuyo nombre era Annabel Lee;
y vivía esta doncella sin otro pensamiento
que amarme y ser amada por mí.

Yo era un niño, una niña ella,
en ese reino junto al mar,
pero nos queríamos con un amor que era más que amor,
yo y mi Annabel Lee,
con un amor que los serafines del cielo
nos envidiaban a ella y a mí.

Tal fue esa la razón de que hace muchos años,
en ese reino junto al mar,
soplara de pronto un viento, helando
a mi hermosa Annabel Lee.
Sus deudos de alto linaje vinieron
y se la llevaron apartándola de mí,
para encerrarla en una tumba
en ese reino junto al mar.

Los ángeles, que no eran ni con mucho tan felices en el Cielo,
nos venían envidiando a ella y a mí…
Sí: tal fue la razón (como todos saben
en ese reino junto al mar)
de que soplara un viento nocturno
congelando y matando a mi Annabel Lee.

Pero nuestro amor era mucho más fuerte
que el amor de nuestros mayores,
de muchos que eran más sabios que nosotros,
y ni los ángeles arriba en el Cielo,
ni los demonios abajo en lo hondo del mar,
pudieron jamás separar mi alma
del alma de la hermosa Annabel Lee.

Pues la luna jamás brilla sin traerme sueños
de la bella Annabel Lee;
ni las estrellas se levantan sin que yo sienta los ojos luminosos
de la bella Annabel Lee.
Así, durante toda la marea de la noche, yazgo al lado
de mi adorada -mi querida- mi vida y mi prometida,
en su tumba junto al mar,
en su tumba que se eleva a las orillas del mar.

5-. Milena Jesenska y Franz Kafka

Otro de los escritores más influyentes de la historia universal que tuvo a una mujer como centro de inspiración, obsesión y creación, fue el praguense Franz Kafka (1883 – 1924).

Milena Jesenská también conocida como “la enamorada de Kafka” fue una escritora, periodista y traductora checa, nacida en Praga en 1896 . Casada con el escritor judío Ernest Pollak, en 1919 Milena lee algunos cuentos de Kafka y le escribe pidiendo su autorización para traducirlos al checo. La carta, será el comienzo de una apasionada correspondencia entre ambos que durará durante los años 1920  y 1022, con sólo cuatro encuentros personales.

A la muerte de Kafka en 1924 ella escribe en Viena una nota fúnebre para el diario Narodni Listy de Praga donde dice:

“tímido, retraído, suave y amable, visionario, demasiado sabio para vivir, demasiado débil para luchar, de los que se someten al vencedor y acaban por avergonzarlo”.  Jesenská muere en 1944, asesinada en un campo de concentración de alemán.

Fuente: Wikipedia.org

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