Actualidad

Lo conocí por Facebook (I Parte)

Una linda experiencia que jamás pensé vivir, gracias a esta red social.

K.

Ésta es una larga e inusual historia. Una historia de pseudo-psicopateo por Facebook, sorpresas, lindos recuerdos y, lo que pensaba, era amor.

Hace un tiempo atrás estaba en lo que fue el período más oscuro de mi vida, me estaba recuperando de una depre que dejó a su paso un muro de inseguridades y bajo autoestima. Por lo mismo, había dejado de estudiar, realmente me necesitaba y siento que la depresión fue el grito máximo de mi cuerpo para ponerle atención.

Recomendados

Como no iba a la universidad (en ese tiempo estudiaba diseño), dedicaba mi tiempo libre a leer, dibujar y navegar por las redes. Facebook es un gran compañero cuando no hay nadie más alrededor y un día, navegando por el perfil de una amiga, me puse a psicopatear las fotos de un amigo de ella.

Era muy guapo, totalmente de mi gusto y teníamos muchísimos matchs en música, películas y libros. Así que le dí clic al botón de “Agrega a mis amigos”. Lejos de querer ser una loca y sobre todo, parecerlo frente a él, pensé mil y un respuestas que le diría cuando me preguntara quién diablos era y por qué lo estaba agregando.

A los pocos minutos, me sorprendió que aceptara mi solicitud y la conversación simplemente fluyó, pensé “si son redes sociales, lo lógico es sociabilizar”, aunque fuese con un desconocido.

Pasamos meses enteros hablando, de nosotros, de la vida, de qué estábamos haciendo y cuando estábamos aburridos iban y venían fotos de lugares dónde estábamos. Primero era por Facebook, luego Whatsapp, hasta que llegamos a Skype.

Recuerdo que la primera vez que nos vimos virtualmente, ambos nos notábamos nerviosos. Escuchar su voz fue muy agradable y nos quedábamos horas en la cámara, sobre todo en la noche.

Decidimos conocernos, y ahí debo admitir que me entró un poco de susto por el tema de los acosadores por la red, pero ¡Hey! Yo lo había buscado, si había una acosadora aquí era sólo yo. Vino a mi casa una tarde, en su auto, pero no entró, fuimos a una plaza cerca a conversar. Apenas lo ví, sentí una atracción que no he vuelto a sentir con nadie en mi vida, me sentía tan cómoda, nerviosa y contenta a la vez. Al irnos, me tomó de la mano, como algo automático y yo le sonreí.

Hubo sólo un pero, él no se sentía totalmente bien y estable como para tener una relación. Una historia fuerte lo seguía atormentando y el peso de su familia caía en sus hombros, así que no lo sentí como una simple excusa (qué lejos estaba de la realidad). Y acepté ésta relación sin nombre.

Desde ahí, las visitas eran continuas, la atracción iba en aumento, sentíamos un lazo muy fuerte, casi como si pudiéramos tocarlo. Empezó a venir a casa, juntos cocinábamos y más tarde se quedó a dormir. Mi familia no tenía drama, de hecho me veían cada vez más feliz y recuperada. Íbamos a ferias de diseño y por la noche a recorrer Santiago.

Y así pasó el 2012, entre llamadas y caricias.

Continuará…

Tags

Lo Último


Te recomendamos