Querida,
PUBLICIDAD
Vives en una sociedad competitiva, a diario debes apresurarte para cumplir con todas las exigencias que tienes, más las que tu misma te impones. Por las mañanas con suerte alcanzas a tomar un café, siempre terminas dejando la tasa a medias o llevándola a la oficina. Y mucho menos consigues maquillarte antes de salir. Para eso está el transporte público. Es ahí, camino a tu trabajo donde terminas de prepararte porque entre los niños, las mascotas, los compromisos y las obligaciones pocos son los momentos que restan para ti.
Durante años luchaste para conseguir todo lo que hoy puedes “disfrutar”. Cuando esta nueva vida comenzó -hace ya más de un siglo- hubo una lucha violenta, discriminación arbitraria e invalidante, acoso, desprecio; fuiste sindicada como ciudadana de segunda categoría, no te permitían participar de las elecciones y mucho menos opinar en público sobre tus ideas. Pero esto no te detuvo, nada te detiene. Viniste al mundo para luchar y hacer de la dificultad una oportunidad.
En tu historia hubo, hay y habrá eternamente tantos desafíos que aprendiste a estar siempre lista. Te llaman neurótica o histérica por tu excesiva actividad y a veces estrés, pero es obvio que sufres de esos males y es que mantener todo bajo control no es tarea fácil. Para sobrellevar tus responsabilidades innumerables comenzaste a escribir, cantar, hablar, pensar y trabajar. Conforme pasaba el tiempo te diste cuenta que eras buena en ello. Aunque muchos quisieron convencerte de lo contrario.
Te han golpeado, ofendido e ignorado, pero siempre has estado ahí para enfrentar los abusos que la sociedad ha cometido contra ti. Porque sabes que si te dejas vencer muchas otras deberán vivir el mismo calvario.
Estas segura que tu sacrificio puede ayudar a otros porque eres noble. Aunque también has enloquecido, has mentido, asesinado y abandonado porque finalmente eres un ser humano que vive y comete errores.
Naciste con el poder de seducir, de mirar fijo y conmover a otros con tu belleza externa e interna y puedes ser muy peligrosa si utilizas mal esa habilidad.
Pero mujer, históricamente te has dejado llevar por la pasión y tus intuiciones, tu destino te ilumina. Secrétamente el mundo completo te oye y toma tus palabras como enseñanzas ineludibles, así que a pesar de los errores cometidos estás perdonada, porque la humanidad te necesita, llevas en tu vientre el futuro y en tu mente una visión. Debes hacerte cargo de ello.
Llevas mucho tiempo creyendo más en los demás que en ti misma. Eso debe terminar. Es hora de hacer cúlmine tu paso por la Tierra. Vive, perdónate y valórate. No importa la disciplina que desarrolles, lavandera, periodista, abogada, política, madre, profesora o vendedora ambulante más que todo aquello eres mujer y naciste para enseñar a sentir, a reír.
Tu lucha ha dado resultados, ahora votas, eliges tu trabajo, decides continuar o terminar con tu matrimonio, escoges con quien te acuestas o dejas de hacerlo, en algunos países incluso puedes optar por ser madre o no serlo.
Pero aún queda trabajo por hacer. Debes unirte a otras que al igual que tu buscan hacer de esta una sociedad más igualitaria y justa. Debes atreverte a alzar la voz cuando lo estimes necesario, debes dejar atrás el miedo que arrastras de generación en generación y confiar en ti misma.