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¡Al fin! Nuestra mentalidad sobre la virginidad está cambiando

Y gracias ha ello, ha bajado la sensación de culpa y aumentado el placer.

Tenemos la gran ventaja de experimentar el mundo de una manera muy diferente de lo que lo hicieran nuestros padres o abuelos. No sé si las nuevas generaciones se portan mejor que las de sus padres, pero quiero pensar que hacen decisiones más informadas. Y gracias a eso, nos hemos deshecho de muchos prejuicios e ideas erróneas, entre ellas la sobrevaloración de la virginidad.

Muchas culturas y religiones valoraron este concepto durante milenios, sin duda un poco relacionado a la existencia de muy pocos y no demasiado eficaces métodos anticonceptivos. Sin embargo, la obsesión con la pureza y la virginidad que las sociedades han formado ha comenzado a desaparecer, y muy a pesar de lo que piensen los organizadores de los bailes de pureza.

Esto no quiere decir que la primera vez deje de ser un momento especial en la vida de las personas, sin embargo, son momentos que ya no están cargados de culpa y se desenvuelven de manera más relajada y llena de placer para ambos involucrados.

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Cambio en las definiciones de sexo y virginidad

El sexo y la virginidad se definen de manera personal. Mientras que para algunas personas perder su virginidad significa contacto entre vagina y pene, para algunas puede ir desde masturbar a su pareja, tener sexo oral o darlo. Lo más importante, en realidad no necesariamente cambiamos física o psicológicamente después de ese primer contacto (independientemente de cómo lo definas). Además, después de experimentarlo un poco más, sabemos que la experiencia puede mejorar y tenemos mucho por aprender. Más allá, las emociones que sentimos al respecto también están cambiando mucho. Como ya lo dije antes, la tenemos en un concepto muy sobrevaluado.

En una investigación realizada por la socióloga Susan Sprecher de la Universidad de Illinois, las actitudes de hombres y mujeres sobre el sexo y la virginidad están convergiendo. A lo largo de 23 años, entre 1990 y 2012, se entrevistó a un total de 5,769 alumnos (casi todas mujeres blancas). En la entrevista, se les preguntaba a los estudiantes que dijeran en qué año habían tenido relaciones por primera vez y que recordaran las emociones que sintieron o que asociaban con el evento (en especial placer, ansiedad y culpa).

Lo que Sprecher descubrió es que para las mujeres los sentimientos de culpa han disminuido, mientras el placer ha aumentado. Para los hombres permanecieron prácticamente iguales. La ansiedad es lo que ha disminuido para los hombres mientras que ha aumentado un poco para las mujeres.

Son buenas noticias porque sexualmente estamos llegando prácticamente al mismo punto ;), una persona no vale más porque nunca ha tenido contacto sexual. Las personas participan en bailes de pureza, o hacen promesas de lo mismo (en ceremonias públicas, además) ligan su estima a este hecho y aumentan considerablemente sus sentimientos de culpa y ansiedad al respecto. Julianne Ross, otra sexóloga advierte que:

Relacionar un sentimiento de impureza y vergüenza alrededor del sexo puede incluso llevar a las víctimas de abuso sexual a no denunciar a sus atacantes.

Además de esto, como hace notar el Journal de sexo y terapia marital:

La primera experiencia sexual de una persona es más que sólo un hito en el desarrollo. Tiene implicaciones para el bienestar sexual del individuo.

Las pruebas estadísticas de que las mujeres han encontrado más placer en el sexo es una señal de paridad cuando se trata de encuentros sexuales y tiene que ver con las normas sociales que han cambiado.

Las normas culturales para la sexualidad femenina han cambiado considerablemente y ahora las chicas pueden ser sexualmente activas en relaciones románticas. Como consecuencia, las reacciones emocionales que se experimentan son convergentes entre ambos géneros, aunque no hay razón para creer que la diferencia de géneros ha desaparecido.

Es una maravilla que las emociones y percepciones sobre la virginidad estén cambiando. Al final, el sexo, como otras actividades es una que requiere de aprendizaje y práctica. Además, es de notar que los que ya pasaron por su debut sexual (como le llama la sexóloga Laci Green), que no hemos perdido nada, si no ganado mucho.

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