Una campana impiadosa repite la hora y me hace comprender que vivo, y me recuerda, también, que sufro.
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Las mujeres libres corren a velocidades desconocidas, piensan con una velocidad desconocida y aman con una intensidad desconocida. Teresa Wilms Montt, escritora chilena, no se queda fuera de esta categoría.
María Teresa de las Mercedes Wilms Montt, nace el 8 de septiembre de 1893 en Viña del mar. De familia perteneciente a la elite mercantil y política de Chile, recibe educación por parte de institutrices que la preparan en todos los deberes propios para buscar un “buen marido”, sin embargo, desde pequeña manifiesta su visión contraria a lo establecido en la época y su clase, desarrollando un espíritu creativo y en movimiento.
Llena de lujos y banquetes, Teresa conoce a Gustavo Balmaceda Valdés, familiar del presidente José Manuel Balmaceda, y contra la voluntad de ambas familias, contrae matrimonio y tiene dos hijas.
Las inquietudes intelectuales al alza, sumado a los celos que provocaban en Gustavo los encuentros artísticos que mantenía con otros escritores, hacen que el matrimonio se deteriore prontamente. Comienzan así un largo peregrinaje por diversas ciudades del país, como Valdivia e Iquique, lo que desencadenó un periodo de soledad para la escritora, pero también de una riqueza creativa considerable.
Por esta época se familiariza con los ideales feministas y anarquistas, motivada por los discursos de la española Belén de Zárraga y el chileno Luis Emilio Recabarren, publicando por primera vez bajo el seudónimo de “Tebac”.
Por este motivo, y tras el descubrimiento de su infidelidad, Gustavo Balmaceda la envía a Santiago donde es recluida en un convento. Allí realizará su primer intento de suicidio, sin embargo, logra huir en 1916 con la ayuda de Vicente Huidobro, hacia Buenos Aires. Al siguiente año publica Inquietudes sentimentales (ópera prima de 50 poemas con características surrealistas) y Los tres cantos, donde explora temas como la espiritualidad y el erotismo.
Al año siguiente se traslada a Madrid donde publica En la quietud del mármol y Anuarí. El primer texto contiene 35 fragmentos, escritos en primera persona, que poseen la muerte como motivo central. El segundo es una especie de homenaje a uno de sus enamorados, quien se suicida en frente de ella. De regreso al Buenos Aires que la vio surgir como escritora, publica su quinto libro llamado Cuentos para hombres que todavía son niños, en el cual hace un viaje en retrospectiva hacia su infancia y experiencias íntimas.
Tras sus viajes, logra reencontrarse con sus hijas en París luego de 5 años de separación, sin embargo, el retorno de estas a Chile la hizo enfermar gravemente. Cerca de la navidad de 1921, consume una alta dosis de Veronal logrando, por fin, hacer descansar su alma inquieta.
Quiero que en sabia esencia, la Paz descienda sobre mí y anegue generosa en frescura mi interior carcomido.
Por último, te dejamos con un film realizado sobre su vida.
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