Una ruptura nunca es sencilla. Pasas mucho tiempo llorando, añorando y sintiéndote defraudado con la persona que, según el veredicto, afirmaba que estarían juntos para siempre.
No importa mucho qué es lo que cambió. Realmente, es casi como si una iluminación divina, como si de repente la persona con quien compartías tu vida, te dijera que no se siente satisfecho con ella.
1. Evítalas
El truco está en no presencia el momento incómodo. Mirarlo desde el lado de la madurez o, en el peor y más humilde caso, no mirarlo en lo absoluto. Seguir erguido hacia delante por la vida.
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Es decir, luego de esquivar uno que otro recuerdo.
2. Antes de hacer contacto visual, desvíate
No tienes por qué toparte con ellos. Es muy fácil. Bien podrías fingir que no pasó. Si a lo lejos los percibes, simplemente voltea para otro lado y listo. Síguete de largo, como si nada.
Y listo.
3. Localízalas
Hay lugares en común en los que las parejitas se reúnen para hacer sentir menos afortunados a los demás. Ejemplos: parques, cafés rústicos, restaurantes elegantes y, por último, IKEA (porque todos quieren hacer realidad el cliché).
Una vez que sepas esto, no habrá manera en que no puedas evitarlos.
4. No le llames a tu ex
Pero pase lo que pase, no tienes por qué flaquear. Puedes sobrevivir a esto. Es importante recordar que tu ex ya no tiene nada que ver contigo y, por sobre todo, estar consciente de que, de volver con tu ex, no habrá precisamente esa química que tanto los unía en su momento.
Bien podrías volver a besarle, pero ya no habría nada.
5. No le llames a tu ex. En serio
Sabemos que es casi imposible no recordarlo, pero no es literalmente imposible. En algún momento, analizarás las cosas y podrás, finalmente, recordar sin odiar ni llorar. Serás capaz, poco a poco, de perdonar.
Por más lejano que lo veas.