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El Colegio Gay de Manchester

La organización LGBT Youth North West busca abrir un colegio con 40 cupos para niñ@s gay, bisexuales o transexuales. ¿Inclusión o discriminación?

Yo, Q., y una botella de Carignan. Nos ponemos al día. No quiso ir a la reunión de los 10 años del colegio. “El colegio fue un asco. No sé para qué fuiste”, dice. Yo me defiendo: han pasado diez años, no somos los mismos… “Saliste del clóset”, dice Q., sonriendo. Y pienso: Quizás mi vida hubiese sido más fácil en el colegio siendo abiertamente homosexual.

Quizás. También hay que tener en cuenta de si hubiese sido el único niño abiertamente fuera del clóset. Por eso la iniciativa de hacer en Manchester un “colegio gay”, como se ha calificado, no me parece terrible, aunque es una propuesta que ha dividido a políticos y a la sociedad.

Varios dicen que la respuesta no es aislar a los niños y niñas LGBT en un colegio aparte, aunque puedan “estar tranquilos y libres para ser ellos mismos”. El mundo no es así – nunca vas a estar así de protegido cuando seas adulto.

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Pero no estamos hablando de un colegio únicamente de niños LGBT. Estamos hablando de un colegio con 40 cupos para una minoría, donde un niñ@ LGBT no sería uno en cien. Sería uno de cuarenta más entre los cien.

Hoy en día: ¿Estamos tan incluidos como pensamos? No. No creo que trabajemos en un lugar donde nos rechacen, o que tengamos amigos que odien a la comunidad LGBT. Nos rodeamos de otros LGBT, de gente que nos entiende, que nos aceptan. ¿Es tan malo darle eso a un niño?

La propuesta de la LGBT Youth North West no plantea un colegio como el Harvey Milk School en Nueva York, donde todos los alumnos son LGBT. La propuesta es incluir 40 cupos específicamente para la comunidad LGBT infantil, para que se pueda asumir, tranquilamente, en un espacio donde otros niños tendrán que aprender a no discriminar. Y entregaría un ambiente educacional donde los alumnos que no pueden surgir debido a la intolerancia, al rechazo, y al odio, puedan ser integrados de manera cuidada, protegida.

Quizás no es la respuesta para todos, pero es un paso a que otros colegios dejen 40 cupos para la comunidad LGBT y se preocupen de ellos con apoyo adicional, que es necesario y que no se encuentra actualmente en muchos colegios. Un colegio “gay” no es la solución, pero es la solución momentánea. Y la pregunta que debería existir de fondo es: ¿Qué se necesita para integrar mejor a los niños LGBT en un colegio “normal”?

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