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Se puede desear lo que ya se tiene

Cómo trabajar diariamente para que eso que tanto nos gusta en nuestra pareja no pierda su encanto.

Todos los días al pasar por la tienda estaba ella, la cartera roja, qué maravilla, cuánto la deseaba. Algunos días me detenía frente a ella a solo observarla, y pensaba: algún día serás mía.

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Esperé 62 días, y por fin entré encantada a la tienda y la compré, era suave, el rojo mucho más intenso de lo que parecía. Llegué al departamento, la abrí y ordené cuidadosamente cada una de mis cosa en ella, la dejé en la silla y la miré antes de dormir, era bella.

Qué mañana tan placentera, me levanté tomé mi café y salí con ella en mis brazos, sintiéndome la mujer más afortunada. Pasaron 2 semanas y al pasar por la tienda lo vi, un bolso negro de lunares blancos, me deslumbró.

Así es el deseo, querer.

En las relaciones de pareja la suma no es 1 más 1 igual a 2, sino 1 más 1 igual 3. Si el tercero es el deseo, el espacio que debemos trabajar diariamente para que eso que tanto nos gusta no pierda su encanto.

Aprendamos a mantener nuestro espacio y darle a él el suyo, no existe momento más rico, que mirar a nuestra pareja de lejos observarlo, y desearlo.

Hace un tiempo hice ese ejercicio, fui a mirar a un hombre que me interesaba conocer y durante un rato solo lo observé, el resultado fue lo que yo esperaba, el deseo aumentó, y las ganas de conocerlo, más, pero sabía que si me acercaba esa sensación pasaría.

Es aquí donde tenemos que recurrir a nuestra inteligencia y ese deseo mantenerlo en nuestra mente, es como jugar lo tengo y no lo tengo.

Es lo mismo que la cartera roja, cuando logré tenerla en mis manos, pude disfrutarla, pero debo ser inteligente para que al mismo tiempo que el entusiasmo por ella baje, simplemente usar otra. Entonces volveré a quererla como el primer día que la vi en esa vitrina.

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