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Deja el auto y camina hacia tu felicidad

En vez de pasar todo el día tocando la bocina y enojándonos con otros conductores, dejemos las llaves y empecemos a movernos.

Estoy segura de que todas alguna vez vimos “La Sirenita” cuando éramos pequeñas. Era una de mis películas favoritas, y luego de haberla visto hace unos días, varias ideas llegaron a mi cabeza.

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Ver las cosas que nos gustaban en la infancia, pero con una perspectiva de adulto, puede ser bastante revelador. Una de las cosas que la pequeña sirenita Ariel me enseñó y que nunca me había dado cuenta, es que tener piernas es un privilegio.

¿Por qué si ella fue capaz de regalar su voz a la bruja Úrsula sólo para poder caminar, nosotras que nacimos con piernas preferimos usar el automóvil para movernos por distintos lugares?

Al verlo de esta forma, me sentí totalmente desagradecida. Todas esas veces que por pereza preferí subirme al bus o a un auto para llegar a un lugar que sólo quedaba unas cuantas cuadras más allá.

Se entiende que, vivir en una ciudad enorme, hace más difícil la posibilidad de caminar a todas partes, pero lo que sí podemos hacer es bajarnos un par de cuadras antes del autobus y caminar, caminar, caminar.

Encariñarse con el caminar es fácil, sólo párate, usa tus piernas y valóralas. Piensa en todo lo que tuvo que hacer Ariel para conseguir un par de piernas, y te darás cuenta de que para ti es mucho más facil.

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