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“Qué bonito este momento”

Cinco minutos de tranquilidad para alcanzar a ver el lado bueno de la vida.

Qué bonito es sentarse en la ventana y tomar café. Sentir el calor en tu piel y ver todo iluminado.

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Por un momento está todo en silencio y en paz, se da el momento mágico en el que puedo callar mi vocecita traicionera interna y regalarme una sonrisa.

Anda, regálate esa sonrisa pendiente. Te la quedaste a deber la última vez que te ganó el coraje y el orgullo no te dejó apreciar la maravilla de estar viva, de respirar, de regresar, de estar en el mundo.

Qué bonito es poder admirar las cosas, la transparencia de las cortinas balanceándose con el aire. Sentir como el ambiente respira, inhala y exhala.

Me conmueve la forma en la que se acomodan las flores del centro de mesa. Es mágico todo lo que descubres cuando estás sola, en silencio y con la mente clara. Todo es perfecto.

Siento el suelo frío y cómodo, esa conexión espiritual con la tierra que me hace revivir, cerrar los ojos y perderme en el ruido de las hojas cuando las mueve el viento. Entonces siento que me muevo con ellas.

Qué bonito es saberme completa e intensamente viva, que entre todo lo que sueño y vivo hay una realidad paralela que me acompaña, se esconde en el silencio que me recibe al llegar a casa, me habla a través de la música y me ilumina cuando abro las persianas.

Este momento es más que un pretexto o una casualidad, es la energía del universo que me ha traído casi arrastrando desde la parte más pesada de mi vida para enseñarme lo que hay del otro lado.

Esta encandilante sensación de control sobre mis movimientos; lo que pienso, hablo y decido guardarme. Cuánta profundidad encuentro en mi corazón, yo creía que no podía caber más un suspiro.

Este abrazo calmante del tiempo me invita a levantar mis deseos y tener ilusiones. En este momento sé que no hay nada imposible, no hay límites ni horizontes, solo infinitos.

Mis manos son extensiones de luz y amor que empiezan a buscar cómplices. Hoy, vida, estoy lista para entregarme a ti por este momento fugaz que me estás regalando. Ya puedo carcajearme de las tonterías que hice ayer.

Quiero explorar, jugar, revolcarme en la dicha y burlarme de la tristeza. Quiero ser amable con la gracia ajena, dejar afuera de mi casa los prejuicios y llenarla de las risas de mis amigos.

Qué bonito es saborear lo que me imagino con tanta fuerza, despertar mis sentidos a lo intangible, recordar que no todo está mal, no todo está gris, no todos nos rendimos.

Gracias por ser, estar y compartir.

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