Todo parece indicar que los hombres están replanteando sus prioridades. Una encuesta realizada a 1,442 británicos arrojó que la mitad prefiere un videojuego a una sesión de sexo con sus parejas.
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El menú de opciones para matar el ocio se amplía cada vez más, y no es de extrañarse que la industria de los videojuegos le entre al quite junto con los smartphones en innovar las formas de interactuar y convivir con otros.
El negocio crece, y mientras lo hace, las relaciones humanas pasan a segundo plano. Más evidente que esta encuesta, no puede ser. Del total de hombres participantes, el 49% prefiere las consolas que las relaciones íntimas; el 32% son la excepción, priorizando la convivencia sexual sobre las pantallas y controles. El 19% dijo que todo depende del juego en cuestión.
Para este último porcentaje habría que considerar que las opciones son cada vez más atractivas. La industria de los gamers se las ingenia perfecto para que la tecnología nos aleje del mundo en el que vivimos y nos acerque a realidades paralelas mucho más llamativas.
Cada vez es más recurrente encontrar cifras y listas relacionadas al mal uso que le estamos dando a la tecnología, y cómo estamos sustituyendo el valor de las relaciones interpersonales con la adicción a las redes sociales, al móvil y los videojuegos.
Un dato curioso sobre la encuesta es que el 30% de los chicos no cree llegar a verse en una situación en la que deban decidir una cosa sobre la otra. Por otro lado, el 18% da por hecho que su pareja no tendría nada por lo cual sorprenderse, dado que sería de lo más normal preferir una sesión de FIFA.
Esto último refuerza todo el mensaje: la tecnología avanza, las relaciones cambian y la manera de interactuar nunca es la misma. Hay una tendencia a construir escapes y distracciones con toda una industria detrás que la respalda. La pregunta es, ¿realmente nos estamos adaptando?