Espectáculos

5 películas para foodies

¿Amante de la cocina? No puedes perderte de estas grandes historias que te darán ganas de aplaudir, llorar y claro, ponerte a cocinar.

A los verdaderos amantes de la cocina no sólo nos encanta comer y cocinar. También conocer especias y platos exóticos. Y los libros de cocina. Y los utensilios.

Y los trapos y los blogs de recetas y los electrodomésticos y, sí, también las películas sobre comida.

La siguiente lista puede no ser la más original que hayan visto, pero sí retrata estas películas perfectamente indispensables para todo sibarita que se respete. ¡Las tienen que ver!

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Como agua para chocolate

(Alfonso Arau, 1992)

Es la más clásica de clásicas pero quería recordarla por una razón: Tita (Lumi Cavazos) no es chef. Tita es una mujer que no sale de su casa. Reprimida por su madre, por la sociedad en la que vive, por las tradiciones. Enamorada de un hombre que no puede ser suyo aunque también esté enamorado de ella.

Trama telenovelesca aparte (hey, finalmente esta es la adaptación de una novela), esta historia da en el clavo en una cosa que los apasionados de la cocina sabemos bien: la cocina es terapia, es guerra, es refugio, es felicidad, es pasión, es arte, es una forma muy compleja de expresión.

Para los que nos presentamos a los fogones de la casa familiar como a las trincheras, nada como la escena en que Tita convierte las rosas que le regalaron y su madre le obligó a tirar, en codornices en pétalos de rosa.

Julie & Julia

(Nora Ephron, 2009)

Esta si habla de una chef, y no de cualquiera. Julia Child fue la primera mujer chef como tal, egresada de Cordon Bleu. Y en esta película donde la interpreta Meryl Streep se cuenta la historia de cómo logró eso y más, pero también la de Julie Powell (Amy Adams), una blogger de cocina en una época en la que ya se puede estudiar para chef en cualquier parte.

Las dos historias son reales y también lo son el libro  y el blog al que se refieren. Una sobreactuada pero divertida forma de inspirarse a cocinar y a seguir los pasos hasta del más grande. y a hacer boeuf bourguignon, claro.

Un viaje de 10 metros

(Lasse Hallström, 2014)

Nos alejamos de los clásicos con esta película más reciente sobre la rivalidad entre un restaurante con estrellas Michelin y uno exótico donde la comida la preparan los miembros de una familia de inmigrantes. Aw.

Condescendiente, sí. Cliché, sí. Cursi, también. Pero funciona. Y la comida, esperen a ver la comida. ¿Quién quiere palomas al foie gras? Yo sí.

Chef a domicilio

(Jon Favreau, 2014)

Otra sobre alta cocina vs cocina exótica. Pero tengo que aceptar que toda la segunda mitad de esta gran película me hizo llorar y a veces aplaudir. Carl Casper (Jon Favreau) es un chef que de pronto se queda sin trabajo gracias a un pleito con un reconocido crítico gastronómico.

Tarda en convencerse, pero termina abriendo un food truck de sándwiches cubanos, que sabe hacer pues su exesposa (Sofía Vergara) es originaria de la isla.

Esta película tiene mucho de lo que es ser foodie actualmente: desde la moda de los food trucks, el uso de las redes sociales y los blogs de crítica gastronómica hasta cosas que todo amante de la cocina debe saber como que no hay lugar en la tierra como New Orléans para comer beigniets.

Pero el verdadero corazón de Chef a domicilio está en la historia entre él y su hijo. En como le transmite primero el amor a los sabores y después el de la cocina. Aderezada con apariciones de actores como Scarlett Johanson y Robert Downy Jr. esta es una película que, foodies o no, tienen que ver.

Ratatouille

(Brad Bird, 2007)

Otra clásica ya. Pero la dejé para el final porque es definitivamente mi preferida. La moraleja de esta historia sobre una rata gourmande es que cualquiera puede cocinar.

A ocho años de su estreno en salas la sigo viendo al menos cada tres meses y sigo llorando en la escena en que Remy regresa a la cocina de la que escapa todo su clan para llevarse el libro de recetas.

También cuando el crítico come ratatouille y llora, lloro con él. Está bien, acabo de llorar viendo el tráiler otra vez.

La idea al final es que el amor a la cocina no se hereda (pobre Lingüini), que no es trabajo fácil y necesita entrenamiento, pasión más que simple gusto pero también que, como chef, lograste tu cometido si a través de la comida puedes transmitir un sentimiento, alcanzar un recuerdo, tocar una fibra dentro del corazón del comensal.

Eso y que los franceses están locos.

*

¿Cuál es su preferida?

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