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Brasil: 4 años de prisión domiciliaria a anciana racista

En dicho país el racismo es un delito previsto en el Código Penal, que no se puede eludir mediante fianza y que no prescribe.

En noviembre de 2012 en la farmacia de un centro comercial de la avenida Paulista en Sao Paulo, Karina Chiaretti y su hija de 9 años estaban buscando un pintauñas cuando Davina Aparecida Castelli, de 75 años, empezó a gritarles varios insultos racistas: “Macaca, no me gustan los negros”, “los negros son inmundos”, “negros a la favela”, “los negros deberían tener prohibido entrar en centros comerciales”, etcétera.

Al escuchar los gritos otros dos hombres que estaban en el lugar -también negros- se acercaron y llamaron a la policía mientras Davina continuaba diciendo frases como “Soy superior a vosotros, porque vengo de descendientes de alemanes”.

Davina es conocida en el sector y la Justicia por generar altercados racistas, en un país donde más del 50% de la población negra o mestiza, por lo que el racismo es un delito previsto en el Código Penal, que no se puede eludir mediante fianza y que no prescribe.

Si bien en 2014 la justicia dio a Davina una condena mayor (cuatro años en régimen semiabierto y a pagar una indemnización de cerca de 10.000 euros a cada una de las víctimas) que se redujo tras la intervención de la fiscalía pública, para las víctimas sigue siendo una victoria judicial.

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