Terminar la universidad será para muchos un alivio, y otros sentirán que están a punto de saltar al precipicio. Depende de qué tanto hayas disfrutado los libros, las discusiones con los compañeros, las fiestas (mi parte favorita de la etapa estudiantil).
Lo incómodo aquí son los sentimientos encontrados, el gusto agridulce y todos esos lugares comunes que estorban nada más de pronunciarlos. No más ensayos ni exámenes, pero es momento de ponerse a trabajar… es decir, trabajar en serio: emanciparse, pagar cuentas, tomarse las cosas desde una perspectiva más, auch, adulta.
Asomarte a esta pequeña guía de supervivencia: 10 cosas que me hubiera gustado saber cuando salí de la universidad.
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Prepárate para pasarlo un poco mal
Es probable que en el próximo año llores más que nunca antes en tu vida. La realidad no es tan parecida a lo que se aprende dentro de las aulas. Toma las lágrimas como desahogo, no te preocupes demasiado y, sobre todo, no dejes de beber agua (no vayas a deshidratarte).
Piensa en escalas de grises
Nada es blanco ni negro, la perfección no existe, la teoría necesita interpretaciones más allá de lo literal. Si no consigues el empleo que buscabas, encuentra las ventajas posibles en ello. Y considera que el mundo está lleno de gente que trabaja como negra para vivir como gris.
Reconoce tus límites
Nadie puede cumplir con un trabajo de tiempo completo, realizar colaboraciones para una revista local, mantener actualizado su blog y emprender un estudio fotográfico al mismo tiempo. Llévatela leve, por tu propio bien.
Baja tus expectativas
Lo ideal sería obtener el empleo de tus sueños al día siguiente de terminar la universidad. Pero es difícil que eso pase. Si, por lo pronto, tienes que trabajar como recepcionista o bar tender, no te hundas. Piensa que es temporal.
Organiza tus finanzas
No gastes demasiado, ahorra, haz una proyección de tus gastos mensuales para que no te quedes sin un quinto de sólo pagar las cuentas del diario.
No trabajes gratis
Que estés recién graduada no quiere decir que debas regalar tu trabajo. Mereces que se te remunere por las labores freelance, por las fotos o los textos: te tomaron tiempo, así que no te sientas culpable al cobrar.
Aprovecha tus contactos
Sé una buena publirrelacionista de ti misma. Que la gente conozca tu trabajo, no te pelees gratuitamente con nadie. A veces de las fiestas más excesivas salen buenos proyectos, una nunca sabe.
Simplifica
No pierdas demasiado tiempo lavando tu ropa, por poner un ejemplo. Si puedes y el dinero te alcanza, llévala a la lavandería. Y aprovecha el tiempo libre en un restaurante o un bar, con tus amigos. Hazte la vida más sencilla, aun en contra de su voluntad.
Olvídate de esos largos periodos vacacionales
Ni el verano ni el invierno serán ahora sinónimo de libertad. Tendrás que aprovechar al máximo los fines de semana. Crecer es espantoso, lo sé, pero tiene sus ventajas.
Ve al cine y al teatro, visita museos, lee
Ya no tienes tarea: puedes volver a elegir tus lecturas. Pero elígelas de veras. De lo contrario, corres el riesgo de desactualizarte, de convertirte en un robot.
Nada es para tanto. O sí, pero se trata de azotarse lo menos posible. Se trata de sobrevivir. Y la lucha por lograrlo puede resultar incluso simpática.