Madeline Stuart, la inspiradora modelo con síndrome de Down

Últimamente hay una historia inspiradora dando la vuelta al mundo. Se trata de Madeline Stuart, una chica de 18 años que es un verdadero ejemplo de que cuando quieres algo con el corazón, no hay obstáculo suficiente para hacerte renunciar a ello.

Madeline es originaria de Australia y tiene síndrome de Down; el entusiasmo, voluntad y su amor propio le han permitido llegar a ver su condición como un regalo. Gracias al apoyo de su madre, Rosanne, ha emprendido una carrera que tiene como objetivo desfilar en las grandes pasarelas del modelaje, un camino que ha empezado desde cero, pues Madeline tuvo que luchar contra todos los estándares para encontrar su lugar dentro de la industria de la belleza.

Para empezar, terminar con el sobrepeso que le provocaba su enfermedad no fue fácil, pero tampoco imposible. El baile, la gimansia y un plan alimenticio diferente, hicieron posible que Madeline perdiera 20 kilos en un año.

Recomendados

Formas de llevar blazer oversize con estilo y elegancia si eres bajita para lucir estilizada y más alta

5 cortes de pelo si no te gusta peinarte: son prácticos y muy estilosos

¡Carolina Herrera lo aprueba! El corte ‘Nirvana’ será furor por su elegancia: aporta juventud y modernidad

Madre e hija han trabajado juntas como verdadero equipo para abrir puertas que antes ni siquiera existían. Recordemos la historia de Jamie Brewer, la primera modelo con síndrome de Down que desfiló en el Fashion Week de Nueva York.

Esta reconsideración sobre el concepto de belleza, nos abre los ojos para alcanzar a ver lo más importante: los sueños, la lucha constante, el amor de familia y la confiaza en uno mismo, van más allá de una cara bonita y un cuerpo espectacular.

Actualmente, Madeline ha logrado un paso importante en esta lucha, y ahora forma parte de a línea australiana de ropa Living Dead.

Historias como la de Madeline y Jamie son las que vale la pena resaltar por la gran capacidad con la que se puede superar cualquier adversidad, y confirma una vez más que somos nosotros mismos quienes nos llenamos de miedos e imposibilidades.