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San Google, gracias por el favor concedido

Google hace de todo para agradarnos; nos enseña a cocinar, a construir cosas y a ser médicos profesionales. Pero Google es un buscador web, no puede ser santo.

“Querido San Google, te pido que por favor me ayudes a encontrar las respuestas de mi tarea y que también te acuerdes de que necesito saber si ese dolor de cabeza que tengo puede ser algo grave o no. Gracias por escucharme”.

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Sin intenciones de ofender creencias religiosas, creo que tenemos un nuevo santo por canonizar. Se llama Google y como es tan bueno, está siempre disponible para que le preguntes cualquier cosa que se te ocurra.

Considerando que estamos hablando de un buscador web, nadie podría pedir la canonización de San Google, aunque apuesto que si se pudiera, varios apoyarían la moción.

Mi percepción de todo esto, o al menos lo que puedo opinar, es que hemos decidido endiosar a Google porque es lo que siempre quisimos tener. Es como un amigo que está para ti las 24 horas del día, que guarda tus secretos y se preocupa por ti, pero a la vez, no te critica o te juzga.

San Google nunca se reirá de ti porque buscaste una explicación a tus frustraciones sexuales y tampoco creerá que eres inculto porque le pediste ayuda para saber cómo se escribe una palabra.

¿Por qué nos agrada tanto San Google? Además de las razones que di anteriormente, a Google no le importa que seamos impacientes. Aunque si se demora un poco más de lo común en responder a nuestras plegarias, sabe que le arrojaremos un repertorio de improperios para que le quede claro que no nos puede fallar.

¡Pobre Google! ¿Cómo lo hará para lidiar con tantas peticiones, improperios e impaciencias? No tiene que hacerlo, porque es sólo un buscado web.

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