Tantos avances tecnológicos del siglo XXI y la evolución de la humanidad parecieran no ser suficientes, pues aún existe una brecha mundial que no se ha podido solucionar. Se trata de la educación femenina, una temática tan básica en la sociedad.
PUBLICIDAD
En el marco del Día Internacional de la Niña, UNESCO publicó un nuevo informe que revela una dura realidad. En el mundo hay cerca de 62 millones de niñas excluidas de la educación, pues menos de la mitad de los países han logrado la igualdad de género en esta materia.
La enseñanza primaria y secundaria fueron los focos de este estudio que muestra un significativo atraso de los países; esta deuda se debió haber saldado en 2005.
La directora general de la organización, Irina Bokova, expresó en un comunicado la importancia de la educación de las niñas:
Educar a una niña es educar a una nación. Este acto desencadena un efecto expansivo que cambia el mundo, sin duda en sentido positivo.
Según el informe, son múltiples las razones que han provocado esta disparidad entre niños y niñas. Por nombrar algunas, la violencia de género en países poco desarrollados retrasa el éxito de los logros educativos, y el matrimonio precoz también representa una barrera, pues una de cada cinco mujeres contraen matrimonio entre los 15 y 19 años.
La brecha socioeconómica se aprecia en África subsahariana, donde las niñas de familias pobres tienen nueve veces más probabilidades de no haber asistido nunca a la escuela que las de familias más adineradas.
La brecha cultural se vive en los estados árabes, donde la quinta parte de las niñas pobres nunca han ido a la escuela. Por otro lado, los niños de las zonas rurales son los que están en desventaja en América Latina y el Caribe.
Un ejemplo desde la sala de clases
Una carta que denuncia la discriminación de las mujeres se convirtió en un viral de Internet. El protagonista es Jared Maulin (34) un estudiante de ingeniería mecánica de la Universidad de Eastern Washington, que dedicó unas palabras a sus compañeras de clase.
El escrito publicado en el periódico de su escuela, hace un homenaje a las mujeres y destaca la desigualdad de género en el campo de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
La carta encabezada “A las mujeres en mis clases de Ingeniería” hace un llamado a la no discriminación al relatar las dificultades que enfrenta el género femenino en comparación a los hombres, sobre todo en el ámbito de las ciencias duras.
Maulin sufre de autismo, lupus y necrosis vascular en ambas caderas. Estos problemas lo motivaron a escribir la carta; hace la comparación con sus enfermedades, ya que, ha tenido que trabajar duro para llegar a su último año de carrera. En cambio, sus pares mujeres han tenido que hacerlo mucho más y sin ningún padecimiento.