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INJUV y OCAC Chile: 68% de las chilenas ha sufrido acoso sexual callejero

El estudio arrojó que las prácticas más comunes de acoso son las que no implican contacto físico. Por otra parte, un 72% considera que los “piropos”, bocinazos y silbidos son prácticas “típicas de la cultura chilena”.

El Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) y el Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC Chile) presentaron los resultados del estudio “Jóvenes y acoso sexual callejero: opiniones y experiencias sobre violencia de género en el espacio público”, que reunió la opinión de 1.114 jóvenes entre 15 y 29 años de las 15 regiones del país sobre el tema del acoso en la vía pública.

El estudio destacó que cinco de cada diez jóvenes afirman que esta problemática es importante para la juventud y que las mujeres son el grupo más afectado por este tipo de violencia, donde el 68% de las chilenas ha sufrido algún tipo de acoso sexual en las calles.

Por otra parte, el estudio muestra que los hombres también lo experimentan: uno de cada cuatro encuestados declara haber sido víctima de acoso sexual callejero, el 51% mediante acercamientos intimidantes y un 17% a través de toma de fotografías sin consentimiento.

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Las prácticas más comunes de acoso callejero son las que no implican contacto físico, como comentarios con connotación sexual, miradas lascivas y silbidos.

En tanto, el acoso con contacto físico, como tocaciones y roces de connotación sexual, alcanzan un 45%. Según el sondeo, esta forma de acoso es mucho más común en jóvenes de sectores socioeconómicos bajos, donde un 9% afirma que le ocurre de manera recurrente, en contraste con el 2% de sectores medios y 1% de sectores altos.

El estudio reveló que el sexo del acosador incide en la percepción de vulnerabilidad de la víctima. Si el victimario es hombre las reacciones más comunes son de incomodidad, tanto para hombres como para mujeres. Incluso, en el caso de estas últimas, se suman sensaciones de rabia y miedo. En cambio, si la victimaria es mujer, el 60% de los hombres manifestó sentir alegría o risa. 

Sin embargo, a pesar de los avances sobre la percepción de las prácticas que constituyen acoso sexual callejero, la encuesta arrojó que un 72% considera que los “piropos”, bocinazos y silbidos son prácticas “típicas de la cultura chilena”, lo que alerta sobre una necesaria educación y formación para superar este tipo de violencia naturalizada.

El Director Nacional de INJUV, Nicolás Preuss, manifestó su preocupación por estas cifras en el ámbito de la juventud:

Estamos preocupados por las cifras arrojadas en este estudio, ya que el acoso callejero es también una forma de violencia de género. Creemos importante promover el respeto en todo ámbito de acción y esta campaña es un aporte para sensibilizar sobre el respeto al espacio privado de una persona, el cual comienza en las calles pero también en el diario vivir.

Por su parte, María Francisca Valenzuela, Presidenta de OCAC Chile, agregó que la alianza entre las organizaciones es fundamental para concientizar a los jóvenes sobre las consecuencias del acoso callejero

Es fundamental generar campañas de concientización, sensibilización e información sobre este problema y es una meta que como organización buscamos alcanzar de la mejor forma posible. Hoy, esperamos lograr mayor cercanía y continuar entregando la información y apoyo necesario para seguir con nuestro trabajo contra el acoso sexual callejero y las desigualdades de género.

Ante esta situación, se presentó al congreso en marzo de este año un proyecto de ley impulsado por OCAC Chile llamado “Ley de Respeto Callejero”. El estudio también indicó que ocho de cada diez jóvenes se declara a favor de su aprobación, reflejando la urgencia de avanzar sobre todo en prevención y educación sobre este tipo de violencia de género.

Por su parte, la ministra del SERNAM, Claudia Pascual, respaldó la iniciativa de penalizar este tipo de conductas,  ya que reconoce de que se trata de un tipo de violencia hacia la mujer:

Valoro esta iniciativa en tanto se sustenta en un diagnóstico correcto respecto a las personas acosadas y aunque se manifiesta en una mirada penal a todos y todas los acosadores, tiene una evidente direccionalidad de género y pone en el debate todo tipo de violencia hacia la mujer.

Ante este proyecto, el psicólogo y académico de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, Miguel Gatica Chandía, valora que se trabaje en una ley que estipula sanciones a los acosadores, aunque reconoce también la dificultad que existe para probar el delito, que en este caso serían los piropos de connotación sexual:

Probar ese delito va a depender de una serie de variables, ya que se da en un contexto generalmente de calle y esencialmente en grupo; también va a depender de historias personales, en cuanto a la percepción de ofensa o no de ese piropo, además de la percepción sexual que se le asigne. Por lo tanto, en este caso la ley probablemente carezca de la posibilidad de instalar pruebas que demuestren el delito que se quiere tipificar.

En ese sentido, el docente indica que “a lo anterior se suma que hay que contemplar la variable psicopatológica, esto en el caso de personas con parafilias, que son patrones de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra cosa o actividad que lo acompaña, como el froteurismo, que consiste en rozar el órgano genital con el cuerpo de otra persona sin su consentimiento”.

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