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¿Siempre a dieta? Conoce la alimentación que debes seguir según tu edad

A través de los años, la alimentación debe cambiar para satisfacer las nuevas necesidades del organismo. Para lograr mantener el peso y la energía, una especialista entrega algunos datos que te servirán en cada década de tu vida.

Con el pasar de los años, nuestro cuerpo envejece, la piel cambia, aparecen la canas, las hormonas se disparan o descienden y el metabolismo también sufre variaciones con el paso de los años

Si a las mujeres jóvenes no les preocupa comer carbohidratos y chocolates a las 12:00 de la noche, a los 30 y 40 sí se notan y es más difícil bajar de peso, por lo que la clave es entender que la alimentación también debe cambiar de acuerdo a nuestras necesidades, etapas de vida y energía que gastamos a diario.

Así lo confirma la experta norteamericana en nutrición de Herbalife, Susan Bowerman, que afirma que los nutrientes básicos deben estar incorporados en la dieta alimentaria de las mujeres en todas edades, aunque se debe poner atención a los tipos de alimentos, cantidades y horarios de consumo.

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Para llevar a cabo esto, la especialista realizó un listado de los hábitos alimenticios que debemos adquirir pensados en cada década.

Los 20

En este edad, la mayoría de las mujeres está estudiando o empezando la vida laboral, momento que también se caracteriza por un alto consumo de comida y bebidas.

Pero hay que cuidarse y evitar estos hábitos cuando se empiece a trabajar; aumentarán las oportunidades para comer fuera del hogar o las reuniones con los colegas, lo que también impactará tu dieta.

Establece hábitos saludables: Es probable que cómo te alimentes ahora lo hagas por el resto de tu vida. Por esta razón, si ves que tu dieta no es tan sana como debería ser, todavía estás a tiempo para tomar medidas al respecto.

Ingiere mucho calcio: Esta década representa el peak en cuanto a fortificación de huesos, por lo que debes consumir muchos lácteos, verduras de hojas verdes y alimentos fortificados. Puedes recurrir a los suplementos alimenticios si no comes muchos alimentos que lo contengan.

Evitar las dietas “express”: A esta edad no es difícil bajar un par de kilos realizando una dieta intensa, pero estas rutinas de alimentación tienden a ser seguidas por la recuperación del peso perdido y las famosas dietas “yo-yo” sólo traen un efecto rebote.

Cuidado con el alcohol: Las bebidas alcohólicas tienen muchas calorías y azúcar. Si tu vida social incluye tragos, es una buena idea que los alternes con bebidas light o zero. Ojo con lo que comes cuando sales; los platos de restaurantes tienden a ser más calóricos y salados que los cocinados en casa.

La mujer y el hierro: Este nutriente es importante para la producción de hemoglobina y mioglobina, proteínas encargadas de transportar el oxígeno en el cuerpo. La mayoría de las mujeres jóvenes no consumen las cantidades adecuadas de este nutriente. Para mantener tus niveles en un rango adecuado debes consumir carnes magras rojas, porotos, verduras de hojas verdes y cereales integrales fortificados.

Los 30

La década entre los 30 y los 40 tiende a ser bastante intensa. Para muchas, es aquí cuando se intenta encontrar el balance de la carrera profesional con la maternidad; el cuidado personal a veces pasa a segundo plano. Encontrar el tiempo para comer bien, dormir lo suficiente y ejercitarse resulta un desafío que puede ser perjudicial para el peso y el estado físico general.

Come regularmente: Ingiere todas tus comidas y snacks para mantener los niveles de energía altos. La rutina puede hacer que nos saltemos comidas, por eso hay que dedicar tiempo para comer bien. 

Organízate: Es clave para poder armar tus comidas con facilidad. Un buen consejo para ahorrar tiempo es siempre tener a mano un par de recetas rápidas, fáciles y que le gusten a toda la familia.

Date el tiempo para ejercitarte: Encontrar tiempo para hacer ejercicio es difícil cuando hay tantas cosas que hacer, pero es importante para tu salud y también, es un hábito que te ayudará a combatir el estrés.

Los 40

La vida a los 40 puede ser más controlada o relajada, lo que hace más fácil dejarse estar con la dieta y con el nivel de actividad.

Ojo con las calorías: Tu metabolismo empieza a disminuir y puedes notar que engordas sin saber por qué. Es muy importante que te fijes en la cantidad de calorías, grasas y carbohidratos que consumes.

Trabaja tus músculos: La masa muscular disminuye naturalmente durante esta época. Dedícate a hacer ejercicios de resistencia y come más proteínas.

Reestablece tus hábitos saludables: Si tienes hijos te podrás dar cuenta de que las comidas son basadas en las preferencias de ellos, lo que no siempre es lo mejor para ti. Organízate y habla con tu familia para adoptar buenos hábitos alimenticios que incluyan frutas y verduras en todas las comidas y que mantengan a raya la ingesta de grasas y azúcares.

Los 50 y más allá

Desde los 50 en adelante puede ser un poco más difícil controlar el peso. La masa muscular disminuye y el gasto de calorías de tu cuerpo también. Si no ajustas tus porciones y tipos de alimentos, engordarás sin notarlo.

Además, esta década trae los cambios asociados con la menopausia, incluyendo el aumento de peso, alteraciones de humor y un deterioro en la calidad del sueño.

Controla la ansiedad: La vida a los 50 puede ser bastante intensa. Esta “generación sándwich” (que se hacen cargo de sus hijos adolescentes y de sus padres a la vez) genera mucho estrés y cansancio. En vez de comer para calmar la ansiedad, mantente activa, descansa y recurre a tu familia y amigos para el apoyo que necesites.

Come alimentos ricos en nutrientes: Este tipo de alimentos son los que tienen la mayor nutrición por calorías. Como tus necesidades calóricas están empezando a declinar nutricionalmente, elige responsablemente de qué alimentos las obtendrás.

Mucho calcio: Las necesidades de calcio aumentan después de la menopausia, por lo que las mujeres sobre los 50 deberían intentar consumir 1200 mg. al día para apoyar la salud de los huesos. Es esencial suplirse de vitamina D, ya que facilita la absorción del calcio. Los lácteos fortificados son una buena fuente de ambas cosas.

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