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¿Por qué las mujeres exageran tanto sobre el acoso callejero?

Puede que a nosotros los hombres nos parezca inofensivo, pero cuando la conducta que deben soportar se repite día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, seguro se vuelve insoportable.

Hace unos días me fui de viaje con unas amigas a la playa. Eran tres mujeres y yo, por lo que tuve que ser “una más” del grupo. No quiero parecer sexista ni mucho menos, pero ellas son un grupo de amigas de muchos años, el más externo era yo; a eso voy con “una más” del grupo. Da lo mismo.

En una de esas mañanas de resaca, luego de ir a la disco por la noche, comenzó el ritual de relatar todo lo sucedido. A veces para ayudar a armar la historia que se encuentra medio “borrosa”.

Las risas y las bromas son parte de lo normal al desayuno, en esos casos. La conversación iba bien hasta que en un momento, ellas comenzaron a hablar sobre la forma en que las sacaban a bailar.

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Todos, pero absolutamente todos los “machos” que las invitaban lo hacían no sin antes darles un agarrón en el culo. TODOS. En un momento creí que me quedé en el pasado; que soy anticuado y que eso era lo que la lleva ahora. No podía salir de mi sorpresa.

Me dije “no, no puede ser así”. Y la historia siguió. “Pfff, debo haber recibido como 15 agarrones de pechuga en toda la noche”, me decían, mientras se morían de risa. Y ahí me di cuenta de algo. No es que les agrade lo que pasó –para nada-, sino que, al decirlo en forma de broma, sentí que alivianan un poco la carga agresiva de que las toquen sin su consentimiento.

Me empecé a dar cuenta de que la resignación de mis amigas a ser violentadas estaba asimilado de tal forma que ya era un tema para reírse.

Los hombres, no todos por supuesto, no tenemos idea de lo que tiene que vivir una mujer todos los días. Reconozco que en algún microsegundo pensé que las mujeres son exageradas. ¿Cómo no les va a gustar uno que otro piropo en la calle o que le digan lo lindas que son? Craso error.

Puede que a nosotros nos parezca inofensivo, pero cuando la conducta que deben soportar se repite día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto, seguro se vuelve insoportable.

Una vez me pasó que sufrí un agarrón en el metro y no precisamente en el culo. Me sentí extraño, súper violentado, pero ya está. Fue sólo una vez y ya pasó a ser parte de la broma cuando lo cuento. Pero en ese momento, al escuchar a mis amigas, traté de proyectar lo que viví a por lo menos seis momentos al día. Que me gritaran algo, que me quieran manosear o que me invitaran a moteles en medio de la calle. Me horroricé.

Lo peor es que el hombre que incurre en este tipo de conductas es súper cobarde. Le gusta gritar asquerosidades a las mujeres cuando están en grupo. Y lo que me di cuenta es que la mayoría de las veces que son enfrentados por ellas, según lo que escuché en la conversación, se vuelven tímidos y agachan el moño. Pero el más cobarde de todos, por excelencia es el acosador de niñas.

Supe que la mayoría de las mujeres ha sido víctima del “exhibicionista”. Varias de mis amigas cuentan el mismo relato: un tipo se masturba en la calle y llama la atención de niñas para que lo miren.

Ellas quedan en shock. Díganme, ¿por qué alguien tiene que soportar ver eso? No tiene explicación lógica. El otro desagradable, es el vulgar y ampliamente conocido punteo. Supongo que no tiene nada de rico sentir el bulto de un tipo X en el viaje diario a tu trabajo.

Me molestaría de sobremanera tener que estar atento todo el día para defenderme de todas esas porquerías. Insisto, la mayoría de los hombres no tenemos ni la más mínima idea de lo que es lidiar con esto. Por el zorrón que te agarra las tetas en la disco, por el viejo que te grita las cosas en la calle, por el exhibicionista, por el frotador, por todos esos, me di cuenta. ¿Cómo no van a ser exageradas? ¡Hay que serlo!

Sé que se ha escrito mucho sobre el tema, pero la mayoría son mujeres relatando su experiencia. Los hombres a veces creemos que lo que leemos es lo más extremo, pero no. Esto es una realidad de siempre, de todos los días.

Me parece aberrante que ahora, para algunas, sea tema de broma este tipo de abuso. El acoso es un tema que no concebía del todo hasta ese fin de semana que viajé con mis amigas. Pero en la medida que nosotros, los hombres, sigamos creyendo que son unas exageradas y que nunca es malo dar un piropo en la calle, este problema no se va a acabar.

Amigo: las mujeres no se visten para ti. Entiende. Vive y deja vivir.

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