La importancia de la resiliencia para tener una vida más plena

A veces me pongo a pensar en mi vida y en todas las cosas que he experimentado. Todos dicen que la felicidad es lo que importa y que independiente de lo que tengas o hagas, si te sientes feliz con eso, está todo bien.

Sí, comparto algunas ideas de eso, pero no un 100% de ellas. Creo que la felicidad es importante, pero si ni siquiera somos capaces de definirla con claridad, más difícil será encontrarla como creemos o pretendemos que es, algo concreto, que podemos ver o tocar.

Hay algo que tenemos que tener claro y que, al menos a mí, me hace bastante sentido al mirar hacia atrás: si has sido capaz de sobreponerte a lo malo y sigues aquí, con ganas de vivir lo que viene, estás muy cerca de convertirte en alguien pleno y completo.

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No creo que exista la felicidad permanente, porque la vida no es así. Sí hay momentos buenos y nos damos cuenta de eso porque hemos vivido lo opuesto y estamos orgullosos de nuestra fortaleza, de nuestra resiliencia.

Alguien que ha trabajado la resiliciencia —hay que esforzarse, no se da sólo porque sí— es digno de admiración. Creo que la capacidad para sobreponerse a circunstancias difíciles es lo que hace valorar más esos momentos de felicidad.

Lo has pasado mal, sabes que no quieres volver a eso, entonces te esfuerzas por no repetir tus errores o evitas cosas que sabes que te hacen daño, aunque sea muy difícil. Luego de ese trabajo y de poner en práctica tu fuerza de voluntad, eres más consciente de ti mismo, de que hay más cosas buenas que malas en la vida.

Aunque suene contradictorio, perseguir la felicidad y enfocarte demasiado en ello te puede alejar de tu objetivo. Saber que la vida está hecha de una mixtura de situaciones y sensaciones es la clave, y con la resiliencia, nunca pierdes la esperanza, o sea, la posibilidad de vivir momentos felices.