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Claudia Amigo: “Los derechos filiativos de los niños y las niñas son también derechos humanos”

Conversamos con Claudia Amigo, importante activista chilena y defensora de los derechos de familias homoparentales.

Si hablamos de Derechos Filiativos en Chile la verdad es que no muchos sabrán de qué se tratan o qué abordan. Y ese es uno de los mayores problemas para transformar o actualizar las leyes. Los ciudadanos no conocen cuáles son sus derechos y por lo tanto tampoco exigen que estos sean respetados. Estamos todos tan enajenados que no nos damos cuenta cómo estas actitudes egoístas y desinteresadas pueden incluso dañar a los niños, al futuro.

Bueno, este no es el caso de Claudia Amigo, una activa luchadora por el respeto a los derechos humanos de las familias diversas y sus hijos. Principalmente, los más pequeños y sus derechos se han convertido en una de las cruzadas principales de Claudia quien vive junto a su pareja Claudia y su hija de 11 años, Gabriela.

En Chile existen cerca de 34 mil parejas homoparentales de las cuales 10% mantiene hijos. Evidentemente, esto demuestra que hay niños que no se encuentran protegidos por la ley chilena ya que esta no trata en detalle la realidad de estas familias. Solo podemos encontrar protección a las parejas homosexuales o trans, pero ¿y los niños? ¿Hacemos como si no existieran?

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Los Derechos Filiativos de los hijos e hijas de familias homoparentales no existen en este país. Si un niño o niña es parte de esta familia solo puede ser reconocida por su padre o madre biológica, dejando al margen a su padre o madre de crianza solo en el caso de que su orientación sexual no sea heterosexual. ¿No les parece insólito? ¿Cuánto tiempo más podemos taparnos los ojos y permitir que se discrimine a estas personas, niños y niñas?

En el caso de estas familias, si la madre o padre biológico mueren el hijo o hija quedan a la deriva sin que nadie pueda protegerlo, aunque tenga un padre o madre de crianza que lo ama. ¿Es eso justo?

Cuando se desarrolló el famoso Acuerdo de Unión Civil, solo se pensó en los bienes, el dinero, las herencias. Pero al parecer se les olvidó lo más importante, lo que no se puede comprar, el futuro del país y la región; los niños.

Conversamos con Claudia Amigo para entender mejor de qué se trata su lucha y cómo podrían cambiar las cosas para tener hijos e hijas protegidos por un Estado que al parecer hace rato no toma en cuenta los derechos humanos trascendentales, como el reconocimiento de la paternidad y maternidad de los niños que crecen en familias homoparentales.

Derechos filiativos en Chile

-¿De qué se trata tu lucha sobre la maternidad homosexual y los derechos filiativos de los niños?

Nosotras estamos pidiendo el Derecho de filiación en 3 casos:

  1. Mujeres que se someten a fertilización asistida.
  2. Reconocimiento, cualquier mujer u hombre que se junta con otro hombre o mujer pueda reconocer al hijo del otro.
  3. Co-adopción.

Todo esto nace del amor por nuestra hija Gabriela, ella merece los mismos derechos que cualquier niña o niño chileno. No puede ser que ella sea una hija ilegítima de hoy. Antes ese era el nombre que se les daba a los niños que no provenían de un matrimonio. Hoy esos niños son nuestros hijos que no provienen de una pareja heteroparental sino homoparental. En la actualidad, basta con que un hombre o mujer vaya al registro civil y reclamen la paternidad de un niño sin problemas. Pero las personas homosexuales no tienen esa facilidad si no son los padres biológicos.

Un ejemplo de por qué necesitamos el reconocimiento es el sistema de salud.  El privado no es tan complejo, pero en el público sí.  En el caso de que una pareja homosexual quiera realizarse el procedimiento de fertilización se ve enfrentada a muchos impedimentos y discriminación. No hay ningún cuerpo legal sobre la co-maternidad. El hijo de una madre de crianza debe tener una filiación, imagínate que no hay derecho de salud, derechos a herencia, pensión alimenticia, visitas garantizadas.

Hay que adecuar las leyes de adopción. Hoy los matrimonios son primero, incluso los matrimonios extranjeros tienen más prioridad que hombres y mujeres solteras chilenas. Los convivientes civiles no están incluídos en la reforma de adopción. Chile ya tiene leyes discriminadoras y está elaborando nuevas leyes que siguen siendo discriminadoras.

Si Claudia, mi pareja,  pudiese adoptar a Gaby, ella tendría los mismos derechos que todo niño con su padre, pero en este caso es su madre. No ha sido fácil, imagínate que diputados nos han hecho preguntas insólitas. Como quién sería el administrador de los bienes, o sea que ¿hay alguien más importante que otro? Se supone que todos somos iguales. O preguntas que jamás le harían a parejas heteroparentales, como por ejemplo: ¿De qué forma concebimos a nuestra hija? ¡Yo en mi vida le haría esa pregunta a una persona con la que llevo conversando 5 minutos! Hay que respetar a la gente. Es importante que dejen de preguntar quién es el hombre, quién es la mujer, etc. Finalmente, es la dinámica laboral.  No es un rol que se asuma por obligación, son acuerdos y dinámicas.

Chile está discriminando arbitrariamente a nuestros hijos.

Una amiga perdió a su pareja por un cáncer y la niña quedó a la deriva. Imagínate pasar por el proceso de la enfermedad de tu pareja, a quien amas más que a nadie, luego de su muerte perder la posibilidad de proteger a su hija porque es madre de crianza y no tiene derechos en este país. Ese caso fue resuelto con mediación, gracias a la jueza que tuvo criterio. Pero si no, no hay mucho que hacer.

Yo hice la petición de la demanda con la Clínica AIP de la UDP a nombre de Gabriela, porque es su deseo. Pero se nos cerraron las puertas en menos de un año. La demanda fue declarada inadmisible, no tuvimos la oportunidad de ir a juicio. Yo creo que ni siquiera fue revisada. Luego fue llevada a la Corte de Apelaciones y nada. En ese momento se fue Camila de la Masa, quien fue nuestra abogada por todo el proceso ahora llevamos el caso a la Corte Suprema, donde nos representa Cristian Riego que es el profesor académico de la Clínica de la UDP. Pero tampoco logramos nada ya que se negó el fallo, la Suprema nos discriminó por ser un caso innominado, voluntario (porque no estamos peleando por la tuición, ni tampoco hay nadie que impugne paternidad), así que sostuvieron la resolución del Cuarto Juzgado y la Corte de Apelaciones. ¡No nos dieron nuestro día de Juicio, no nos vieron, no nos conocieron!

Estamos incidiendo para que el Estatuto Jurídico para hijas e hijos de Familias Diversas salga a flote y se promulgue. Mientras vemos cómo avanzar en nuestro caso que ahora va a la Comisión Internacional de Derechos Humanos y luego a la Interamericana, pero eso puede demorar años. Sin embargo, creo que vale la pena luchar por algo que va a solucionar esto, tal vez no antes que Gabriela cumpla 18 años pero si para otras niñas y niños. A nosotras más allá de eso nos importa muchísimos que las familias como la nuestra puedan estar protegidos. Si nadie va a abogar por nuestros derechos, entonces nosotras lo haremos.

En Chile se nos niega la posibilidad de proteger a nuestros niños. Pero nosotras no nos vamos a quedar calladas. Gabriela nos ama a las dos y nosotras a ella. Entonces duele que tu país no te apoye. No podemos seguir poniéndole nombre y apellido a las familias, familia es familia y desde ese piso debemos conversar. Hoy en Chile la familia heteroparental legalmente tiene más derechos que las homoparentales y los hijos están a la deriva porque no hay una protección concreta respecto de los derechos del niño.

-Cuando comienzas con este conflicto, ¿en qué momento decides que se convierta en una lucha social y no individual?

Cuando comenzamos a asistir a foros, talleres, a compartir nuestra historia a distintos partidos políticos sin importar su color, vamos a todo. Sabemos que el paisaje cultural actual no es sano, porque no se respeta a todas las personas por igual. Por eso para nosotros es importante que se respete el derecho de los hijos en base al respeto por su dignidad humana. Cuando uno habla desde el amor sobre sus hijos, eso es lo que nos une a todos los padres. No estamos tratando de convencer a nadie sino compartiendo lo que sentimos y buscando una conexión, bajo el alero de la simpatía y la responsabilidad. El problema es que hay legisladores que votan por su credo y eso no puede ser. Hay partidos políticos que nos apoyan como el Pro, pero por ejemplo la DC no porque sus lineamientos dictan que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, entonces menos van a interesarse por los derechos de filiación de un niño o niña perteneciente a una familia homoparental.

La sociedad chilena

-Tienes un acento diferente y una mentalidad que va más allá de las normas sociales chilenas…

Es que me fui chica a vivir a Miami (EEUU) junto a mi familia, había muy poca inmigración de latinos en aquella época. Éramos los únicos en nuestro barrio, el resto eran sobrevivientes del holocausto, conocimos muchas personas que tenía los números en el brazo, etc. Pero regresé hace más de una década. Hoy estoy muy feliz en Chile, porque Gabriela está muy contenta y disfrutando su vida. Acá tiene a su abuelita Lali, su abuelita Doris, su tío Cris, su tío Roberto, su tía Andrea, es su familia no la puedo sacar de ahí. Yo viajé y no pude sentar raíces, no me siento ni de allá ni de acá, no quiero hacerle eso a la Gaby.

Pero cuando regresé a Chile me di cuenta que había lesbianas a los 40 o 30 años estaban en el clóset por miedo a ser despedidas de sus trabajos, eso no es problema de las lesbianas que se están escondiendo, es problema del mundo laboral que aún no entiende. Cómo es posible que las personas de la diversidad sexual aún no puedan ser quienes son realmente. ¡¿Hasta cuándo?! Chile debe avanzar.
Es chocante ver tanta represión y que la gente permita que la repriman. Lo encuentro insólito. Si la gente afroamericana de EEUU hubiese seguido ese camino estaríamos aún con baños separados por razas.

-¿Y la maternidad?

Estoy muy agradecida de haber sido madre a los 30 porque lo he disfrutado bastante. Claudia por su parte, nunca pensó que iba a ser madre por ser lesbiana. Y gracias a que nuestras almas se reconocieron está la Gaby,  nos hace trabajar más, ser mejor personas. No podría estar más agradecida de todo el apoyo colectivo que recibimos.

-Lo que se necesita es un cambio de cultura.

Toda la comunidad debe caminar junta. Hay que convocar a los padres y madres que luchan. No necesitamos más grupos, hay que unirse. Y que la gente sepa y se acuerde que la vulneración de los derechos humanos sigue existiendo. Sus hijos pueden ser gay o trans, a ningún padre le gustaría que a sus hijos se les negara sus derechos. Si yo fuera heterosexual tampoco estaría cómoda con el hecho de que yo tuviera más respeto por mis derechos humanos que alguien a mi lado. Ahí uno se pregunta ¿En realidad tengo consciencia social?

Vemos todos los días las atrocidades que están ocurriendo, asesinatos de mujeres, violencia, discriminación, mientras los políticos están corrompiendo el sistema. Pero nadie hace nada, nadie se une, nada se cambia. El ser humano no puede ser tan egoísta, así no funcionan las cosas. ¡Si no nos hacemos cargo, nos vamos a ir a la mierda!

-¿Cómo llegan a las personas si la mayoría solo están preocupadas de la TV o lo superficial?

Nosotros hacemos un trabajo en redes sociales, porque estamos en un mundo en el que la mayoría está pegado al celular. Entonces, por ahí hacemos una parte de la lucha. Buscamos medios digitales, ya que la prensa tradicional está demasiado manejada.

-Respecto a la lucha privada, ¿cómo funcionan las cosas en la calle cuado salen juntas de la mano?

Generalmente, incomodan harto las miradas. Cuando vamos a dejar a la Gaby al colegio y luego caminando juntas con Claudia de la mano, ahí comienza el problema. Hay mucho acoso sexual callejero. Pero vamos a seguir de la mano. Aunque a veces da un poco de miedo. Por ejemplo esos nazis chilenos son terribles. Lo peor es que son nazis con sangre indígena latinoamericana, si Hitler estuviera vivo serían los primeros en el incinerador. Cuando vemos un grupo así, nos cuidamos, nos soltamos de la mano porque no queremos exponer a la Gaby a nada. Una vez un hombre asqueroso que era vecino de la Claudia, se subió a la pandereta y comenzó a decirle cosas horribles. Él sabía de nuestra relación, entonces comenzó a acosarla y quiso pasar el muro, pero yo le rocié pepper spray y llamamos a la policía. El tipo tuvo orden de alejamiento, pero con eso no proteges a nadie. Otra vez un hombre en la calle me tiró algo en la cara porque nos vio caminando del brazo. Al principio de nuestra relación, un hombre comenzó a seguirnos en auto y a gritarnos, yo quería tomar un basurero y dárselo vuelta. La Claudia me calma siempre.

-Siempre tienen que ceder, eso debe ser frustrante.

Sí. Es que no tenemos experiencia o conocimientos de autodefensa, además, es innecesario someter a la Claudia o la Gaby a una cosa así, una pelea o un peligro. Va más allá del acoso. Tener que andar así, con gas pimienta, con las llaves como un arma, etc, no debería ser la manera de vivir. Es el chileno común y corriente que aún le enseña al niño que cuando vea a una chica le silbe, le grite “¡Mijita rica!” y lo peor es que no solo gritan eso sino también cosas asquerosas. El chileno común aún aplaude cuando le niño hace eso. Dile a tu hijo que no diga nada, que no moleste a nadie. Una mujer al igual que un hombre tiene derecho a caminar tranquila por la calle.

-Hemos hablado mucho de los hombres, pero me gustaría saber qué pasa con las mujeres que discriminan. Porque existen.

Por lo menos ahí hay paridad y no da tanto miedo. Es más bien un tema de argumentos. Pero por ejemplo, hemos debido aguantar políticamente faltas de respeto, como lo que pasó con la diputada de la UDI, Claudia Noguera. Según ella el padre biológico de la Gaby es el espermatozoide que intervino en la fecundación, le dijo a la Claudia frente a la Gaby que ella no era su madre. ¡No puedes ser tan indolente! Tocaron la campana de la comisión y la sesión terminó. Ella pudo decir lo que quiso y no tuvimos derecho a réplica. Comunidad de Justicia dijo que nuestro ADN no es propicio para estos derechos, que los homosexuales no están acorde a estos derechos humanos. Por las redes sociales siempre sale una que otra fascista pero las bloqueas y listo.

-¿Han tenido acercamiento a las cabezas de la iglesia católica chilena?

Fernando Chomalí de la Federación Episcopal. Llegó una vez a dar su opinión a la Comisión donde fuimos invitadas las mujeres lesbianas. El tipo llegó ataviado con su cruz y su ropa de obispo dando su opinión sobre temas públicos, por lo que yo entiendo desde 1925 eso es inconstitucional. Pero tenemos diputados descriteriados que invitan a la Federación Episcopal de Chile. Ahora yo me pregunto ¿qué tiene que ver esta entidad con la familia homoparental? Nada. Ellos no tienen familia, nunca han criado a un niño, y con qué cara hablan, si todos sabemos los abusos que han encubierto. Chomalí me miró y me dijo, “Yo entiendo tu necesidad de ser madre”.  No es mi necesidad, es mi necesidad de que nuestra hija tenga los derechos que le corresponden. El tipo habló 30 minutos eternos. A nosotras nos dieron 7 minutos cada una. ¿Qué te dice eso? ¿Que el Estado se desligó de la iglesia? Obviamente, no van a invitar al payaso del Pastor Soto pero igual llega este hombre a opinar de algo que no le incumbe. Están cada año organizándose para proteger su matrimonio pero ¿quién está atacando sus creencias? Nadie. El que se quiera casar por la iglesia que lo haga. De verdad está fuera de lugar, con su ropa y exigiendo a los diputados que se proteja el matrimonio, nadie está en contra de eso. El problema es que hay un poder que no quieren perder. Y cuando el matrimonio homosexual como tal sea legal en Chile perderán ese poder de hablar de su institución sagrada. Lo único agrado que hay dentro del matrimonio es el amor. Esperemos que la discusión se dé y no se meta la iglesia. Si tú me dices que la iglesia es intachable, que realmente protegen a los niños y sus derechos ahí yo te creo que podrían tener alguna autoridad para hablar del tema. Pero no lo hacen, todo lo contrario. Atropellan los derechos del niño. Tenemos más de 3000 casos de niños y niñas abusados, violados por ellos. ¿Eso es proteger los derechos del niño? ¿Ser obligados a seguir una religión que no les conviene? No creo.

-¿Han logrado hablar con la Presidenta Bachelet?

Le pedimos audiencia pero nos la negaron porque no hay agenda. Ahora, nuevamente, estamos buscando eso, pero a través de un Change.org. Entendemos que está muy ocupada, pero ella debe darnos un espacio. Ya que la Presidenta anunció que va a cortar los plazos de Matrimonio Igualitario, ¿por qué no hacerlo con el tema de la filiación?

La familia en la intimidad

-¡Hay tanto que hacer! ¿No te cansas?

No porque pienso en la Gaby. Cuando pasó esto de la Corte Suprema, ese viernes íbamos a un encuentro de Fundación Transitar, bajándome del taxi me llegó un mensaje de nuestro abogado informando que perdimos 3 votos a 2. Yo quedé mal. Lloré mucho, porque es obvio que bajonea que te cierren la puerta y te digan que ni siquiera te quieren escuchar. Y luego, caminando hacia la casa tuve que guardarme lo que sentía porque no quería mostrarle a mi hija eso. No quiero que la Gaby sufra, no quiero que ella esté estresada conmigo. Yo vivo este estrés fuera de la casa, puertas adentro vivimos otra realidad. Nuestra casa es un santuario para la Gabriela. Esa es nuestra regla, los problemas se quedan fuera y nos ha servido mucho. Así tenemos una convivencia saludable. Cuando llegas a tu casa, aunque hayas tenido un día terrible, debes respetar a tus seres queridos. Una niña de 11 años no merece mi estrés o rabia por temas políticos. Es una cuestión terapéutica. Lo que escribo en el Quinto Poder por ejemplo es una terapia, las entrevistas, las conversaciones, etc. Eso me ayuda. Es conectar con un ser humano. Pero el tope está donde no debiese estar en el Senado y el Congreso.

-Y Gabriela no te dice de repente, mamá estás triste, qué te pasa…

¡Sí! Le explico de otra manera más relajadamente y con claridad.

-¿Ella te habla sobre cómo valora tu trabajo, lo que estás haciendo por ella y otros niños?

La Gabriela es muy divertida porque tenemos en la casa un juego, todos encarnamos un rol en una especie de organización social. Ella es la Presidenta, la Claudia es la Vice-presidenta y yo la peona y vocera. Gaby es la creativa del equipo, hace folletos, nos ayuda con todo en las actividades, es muy activa en todo lo que hacemos. Ella tiene una mirada muy abierta con solo 11 años. La directora del colegio nos ha dicho que es muy colaboradora, es buena con las compañeras.

-Eso lo habrá sacado de ti…

Yo creo que sí, de la Claudia y de mí. Esas ganas de estar presente, de escuchar y aprender cómo es la gente que está despierta y luchando por sus derechos. Creo que la Gabriela y otros niños de familias diversas ven en sus padres el valor de luchar por sus derechos, de darse a respetar como persona.

-La demora por la legislación en los derechos filiativos de niños y niñas es muy peligrosas para familias como la tuya.

Obvio. Un ejemplo burdo pero representativo: llevo 9 años sin fumar. Después que nació mi hija, comencé a fumar de nuevo un poco y un año nuevo -hace 9 años- prometimos que no fumaríamos más. La Gaby está feliz porque me dijo que ella sabía que yo fumaba y no le gustaba. Una vez me salió una cana y la Gaby con 3 años me preguntó. “¿Mamí la voy a tener por mucho tiempo más? Porque usted tiene el pelo blanco”. Entonces, le dije que sí, que no por una cana no voy a estar. Eso me hizo pensar que tengo que debo estar bien y sana. Quiero estar con la Gaby, no quiero hacerle falta porque si no tenemos leyes que nos protejan, tendría que separarse de la Claudia si yo no estoy. No quiero que eso no suceda por ninguna razón. Cruzo con luz verde, no fumo, no tomo, no consumo drogas, no carreteo, me cuido siempre porque si yo no estoy ellas tendrían que separarse. De ninguna forma haremos que nuestros cuerpos dejen de funcionar. Por último, una vez que consigamos que la Ley de Filiación sea una realidad en Chile, mátenme si quieren pero antes no puedo.

Una vez me atropellaron, no fue tan serio pero los Carabineros me llevaron a la Posta y llamaron a la Claudia, ella llegó a la Posta Central y no la dejaron pasar. La vi de lejos pero no podía acercarse porque no era familiar. Ella es la única persona junto con la Gaby a quienes puedo recurrir en un caso así. Es bueno lo de la Unión Civil, pero debiesen haber hablado de los derechos del niño, no lo hicieron porque querían sacar la Ley. Pero ese tipo de cosas no puede pasar. Otra vez la Gaby se había accidentado y cuando fuimos la Claudia no pudo pasar. Había una pareja heterosexual con su hija y sí pasaron, ellos pudieron y nosotras no. Tuve que pasar sola. Cuando la Gaby tiene que ir al doctor si se atiende en el sistema público no puede ir con la Claudia, no la pescan. Es horrible. Ahora con la UC las cosas han cambiado pero antes no era así. Espero que esta ley sea realidad, solamente estamos pidiendo filiación para los hijos. Claro para mí es simple y necesario,  pero para los que están en contra es terrible. Pero más temprano que tarde esto va a cambiar en la idea colectiva, estoy segura.

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