Lo decidiste. No hay vuelta atrás. En unos minutos vas a cambiar tu look. ¿Por qué lo vas a hacer? Porque dicen que los cambios son buenos, porque ya llevas demasiado tiempo igual, porque tus amigas te dijeron que te verías bien de tal y tal forma.
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Sea cual sea la motivación, lo vas a hacer y eso es lo que importa. Si tu cambio tiene que ver con el largo del pelo o el color, es inevitable que aparezcan varios pensamientos en tu cabeza.
Algunos pueden decir que es inseguridad, pero en realidad, es un poco de miedo a lo desconocido, aunque eso no tiene por qué evitar que hagas lo que quieres, ¿o no?
Dejando de lado a las que se hacen cambios de looks todos los días, esto es lo que comúnmente pensaríamos aquellas que con suerte nos atrevemos una vez cada dos o tres años.
“Estoy siendo impulsiva”
La última vez que lo intentaste, no quedaste conforme. Lo atribuyes a la impulsividad, aunque en realidad tiene más sentido pensar que es porque te las diste de estilista y teñiste tu propio cabello en casa.
“El peluquero no me lo va a cortar como quiero”
¿Cuántas veces saliste llorando de la peluquería, quejándote de que el o la peluquera te hizo lo opuesto a lo que querías. Aunque ese pensamiento está, para evitarlo, sé clara y firme. Al fin y al cabo, es tu pelo y sólo tu puedes decidir sobre él.
“¿Y si me arrepiento”?
Si lo piensas, el arrepentimiento no sirve de mucho en estos casos. Una vez que cambiaste, ya no hay nada que hacer, sólo tienes que confiar en que la decisión la tomaste porque era lo que querías.
“Me quedó demasiado corto”
Las que siempre han tenido el cabello largo lo entenderán. Aunque los demás te digan que lo tienes larguísimo, para ti, es un cambio enorme y lo sientes.
“Soy joven, es el momento para hacerlo”
Aunque para nosotras, la moda y el estilo no tiene edad, muchas nos atrevemos a cambiar de look porque somos jóvenes y sabemos que después quizás no podremos.
¿Te quieres cambiar el look? ENTONCES, ¡HAZLO!
