Lo maravilloso de ser humano, es que podemos conectarnos con nuestra sensibilidad. Hay personas que nacen con dones y talentos, y que los desarrollen también es un beneficio para todos los demás. Nutrimos nuestra alma con sus creaciones.
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Pero, ¿qué pasa cuando esa persona tan talentosa, no tiene los medios físicos para hacer lo que le gusta? ¿Abandona sus sueños? ¿Renuncia a sus pasiones?
La historia de Mariusz Kędzierski desafía todos esos límites. Él nació sin sus manos, pero eso no ha sido impedimento para convertirse en un artista tremendamente exitoso.
Como se explica en My Modern Met, debido a las cirugías y tratamientos a los que se debió someter, Kędzierski tuvo que dejar de dibujar a los 12 años. Pero tiempo después, en 2008, retomó su labor como artista y desde ese entonces, ya ha hecho más de 700 piezas.
Es increíble ver cómo logra cada detalle en sus retratos. Son muy realistas; las facciones, la piel, los rasgos. Parece como si estuvieras observando una fotografía, pero en realidad es el talento inmenso de este gran hombre.
Su testimonio demuestra que no existen barreras y que si realmente amas algo, lo lograrás a toda costa, con esfuerzo y perseverancia.
