Espectáculos

Carolina Holzapfel: Intensa, irónica, dramática y musical

La cantante chilena presenta su disco solista debut “Selfie”.

Hace unos días pasé a saludar a Roser Fort al Centro Arte Alameda y la encontré conversando con una mujer que hablaba fuerte y se reía fuerte. Su cabellera pelirroja y sus ojos expresivos llamaron mi atención. Había una intensidad en ella que me atrajo como la luz a una polilla. Me pareció hermosa e intrigante.

Tras una corta conversación se despidió y se fue. Yo me quedé. A pesar de que la pelirroja había salido de ahí seguía escuchando su voz y su risa a lo lejos. Me sentí identificada con ella creo.

Luego Roser me recordó que ya la conocía -desde el lanzamiento del disco- pero que la había visto con vestuario de espectáculo, quizás por eso no la asimilé. Se trataba de la pianista, cantante y compositora Carolina Holzapfel una mujer sumamente intensa, irónica, dramática, divertida y, por sobre todo, musical.

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Carolina es la líder del trío completado por Pablo Contreras (bajo y teclados) y Raúl Díaz (batería), que recientemente publicó su disco debut “Selfie” una mezcla ecléctica de sonidos y melodías. El disco fue grabado por Jorge Esteban y pertenece al sello editorial Miau Producciones.

En el disco, impreso por sello El Templo Rekords, se encontrarán con sonidos del rock, punk, pop y hasta música clásica ya que Holzapfel lleva tiempo trabajando con el Ballet Nacional. Además, la interpretación de la artista es muy particular e incluye gemidos y gritos, es todo muy teatral y experimental. Por otra parte, las letras dicen mucho y se ríen de lo locas que podemos ponernos las mujeres.

La descripción oficial versa: “La temática de la lírica rescata la cotidianidad del mundo interior femenino en una dialéctica profunda, a veces sarcástica y entretenida”. Estoy totalmente de acuerdo.

Por estos días Carolina prepara su presentación para los festejos de los 22 años del Centro Experimental Perrera Arte que se realizará entre el 26 y el 28 de mayo. (Holzapfel toca el sábado 27).

Conversé con ella para saber más de sus ideas y propuesta. A continuación les dejo una entrevista que le hice por Facebook.

-En tu disco encontramos fuertes críticas a cierto tipo de mujeres superficiales y obsesivas. ¿Por qué decides manifestar en tu primer disco solista todas estas visiones?

Yo no siento que aquellas características las plantee a modo de crítica. Más bien lo que hago es indagar con humor y honestidad en personajes aparentemente superficiales y… claramente son obsesivos y reconozco que habitan en mí y seguramente en muchas e inclusive muchos. Considero que es sano poder observar aquello que a uno no le gusta pues es un modo para poder conocer aquello que se mueve ocultamente. Al exponerlos así en mis canciones, me permito reírme, acercarme, conocer a mayor profundidad aquellos personajes. Y al conocerlos me da la oportunidad de poder actuar más libre de ellos. Un día después de un recital se me acercó un hombre y me dijo: “la entendí”. Eso me conmovió mucho.

-¿Qué opinas del resurgimiento global del movimiento feminista?

Hay conquistas en las que se ha avanzado y que se tienen que sostener. Para mí, la igualdad​ de derechos en todos los ámbitos no está bajo cuestión. Al mismo tiempo encuentro muy interesante la pregunta constante con respecto a “esto que considero femenino, esto que considero masculino, esto que espero del hombre en el ámbito de pareja (estoy hablando desde el punto de vista heterosexual, que es el que conozco en experiencia propia), esto que creo que espera el hombre de mí como mujer”, etc. Preguntarse siempre qué tanto hay de herencia cultural con respecto a esas aseveraciones y qué tanto hay de herencia genética natural me parece fascinante. Porque sí creo que somos distintos, y que esa diferencia tiene que ser valorada.

-Definiste tu música como “pop dramátic y rock de mujer intensa”, en cierto punto ¿es autobiográfico?

En la primera pregunta ya hablo un poco de aquello: a veces me sorprendo con ciertas frases pegadas, como por ejemplo: “sólo me preocupa si la leche de avena engorda” y me doy cuenta que hay todo un personaje detrás de aquel pensamiento, preocupación o bien obsesión. Luego empiezo a ahondar y a exagerar ese personaje, conociendo sus discursos. Diría entonces que más que hablar de mí, permito hablar a personajes que reconozco en mí.

-Es muy interesante que en tus letras se observa una fuerte crítica al consumismo y la hipocresía. ¿Crees que es parte de la idiosincrasia chilena?

Sería muy raro decirte que no. La respuesta obvia es sí… Pero también creo que cualquier ciudadano del mundo te diría que sí. Vivimos en un mundo consumista y lleno de pitutos. También creo en la posibilidad de vivir de una manera distinta. Creo que en mi círculo directo no se da un consumismo descontrolado. La hipocresía… Bueno. Más tiene que ver con lo miedosos que somos. Lo que más me duele de Chile es que no haya salud y educación de calidad y gratuita para todos, que el sueldo mínimo sea tan miserable y que los derechos de los trabajadores se vean constantemente vulnerados. Y es gracioso, más bien irónico, porque precisamente como consumidores tenemos mucho poder. Pero no nos damos cuenta. O somos muy cómodos y asustadizos para organizarnos.

-En tu música mezclas sonidos clásicos con otros más contemporáneos. De acuerdo a tu biografía trabajas con el Ballet Nacional y de la Escuela de Danza de la Universidad de Chile, ¿cómo ha sido el camino de encontrar tu propio sonido’ ¿Cómo lo has trabajado y logrado?

Actualmente, sigo solamente con el Ballet Nacional. Pero efectivamente trabajé en la Escuela de Danza de la Chile desde 1998 hasta finales del 2015, acompañando todo tipo de técnicas, en las cuales me eran pedidas distintos tipos de acompañar. Es un espacio en el cual tengo mucha libertad musical. Improviso todos los días, inclusive en las clases de técnica académica, en las cuales puedo cantar también si quiero. En las técnicas contemporáneas es más libre aún. Ahí suelo no estar forzada a ningún tipo de pulso ni métrica, ni tonalidad, pudiendo explorar en disonancias, gritos, risas, suspiros. Además de eso, agregaría que al momento de crear no me siento amarrada a nada. A ningún estilo en particular. Si la letra, el discurso del personaje me pide ir a áreas disonantes, pues para allá voy, y si el personaje me salió medio naiv y me pide unas melodías bien cursis tampoco me restrinjo. A veces los contrastes también funcionan a modo de ironía como en “Me voy palemania” por ejemplo.

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