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¿Por qué la “Gordofobia” es una discriminación socialmente aceptada?

La discriminación a las personas con sobrepeso, conocida como “Gordofobia”, afecta a individuos en el transporte público y búsqueda de trabajo.

Gordofobia, una discriminación socialmente aceptada.

En una sociedad llena de prejuicios, una gran cantidad de personas han sufrido de discriminación en alguna parte de su vida.

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Es un tema delicado, que puede afectar fuertemente el ánimo y futuro de los individuos.

En ocasiones se reciben críticas por la forma de vestir, hablar, comportarse o por el estado de su físico.

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De hecho, las personas con sobrepeso suelen ser atacadas y consideradas como flojas, con mala salud, indisciplinadas, pasivas o inseguras.

La normalización de la gordofobia

Ana Celia Chapa Romero, maestra e investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) mencionó que la “gordofobia” se ha convertido en una de las discriminaciones aceptadas y normalizadas por la sociedad, que suele rechazar y atacar a los individuos con cuerpos grandes.

Uno de cada cinco sufren discriminación en México

De acuerdo a cifras de la Encuesta Nacional sobre la Discriminación 2017, en México 20.2 por ciento de la población de 18 años o más dijo que fueron discriminados. Los motivos principales son: la forma de vestir, el arreglo personal, peso, estatura, edad o creencias religiosas.

Aunque, respecto a cómo y el porqué de la discriminación se obtuvo por respuesta en primer lugar el sobrepeso (10.7 por ciento), forma de vestir (9.7 por ciento), color de piel (5.6 por ciento), edad (5.2 por ciento) e imagen (5.2 por ciento).

Así, la discriminación por caracteres físicas se da hacia las personas que su apariencia física no va con el modelo esperado o aceptado por la sociedad actual; es decir, de piel blanca, rasgos afilados, cuerpo delgado, alto y proporciones perfectas.

Problemas para las personas con sobrepeso

Además de las críticas, las personas con con sobrepeso enfrentan problemas en el transporte público o barreras sociales, pues “las personas obesas tienen una tasa mayor de desempleo”, dijo la catedrática.

“Las largas jornadas de trabajo actuales impiden que las personas puedan tener actividad física y se han vuelto más sedentarios, así como el acceso a ciertos alimentos que son considerados saludables y a veces son de mayor costo; las personas tienden a consumir más carbohidratos porque les otorgan energía para muchas horas del día y su costo es menor en comparación con el precio de una ensalada”, destaca la maestra de la UNAM.

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